El Observatorio Coruñés contra la LGTBfobia presentó ayer su último balance de datos, correspondiente a las atenciones registradas durante el año 2019. El organismo, gestionado por la Asociación por la Libertad Afectivo Sexual de A Coruña (ALAS) y apoyado por el Concello, cuantificó 152 atenciones el pasado año. Fueron 91 las personas que acudieron al organismo en busca de asesoramiento o para registrar una agresión, datos que la asociación quiso hacer públicos "en un ejercicio de transparencia, porque creemos que la gente debe saber para qué se emplean los recursos que nos da el Concello", en palabras de su presidente, Carlos Mella.

Los incidentes de odio registrados ascendieron a un total de 40, de los cuales el insulto o el acoso verbal es lo más notificado. Por debajo se encuentra la discriminación por parte de los servicios sanitarios, donde los usuarios se toparon, más de una vez, con negativas referentes a vacunas que les correspondían tras el cambio de normativa del 2019. "Se hizo un cambio y se instauró en el Sergas que la vacuna del papiloma humano se podía poner a hombres que tienen sexo con hombres, y, en muchos casos, se ha denegado. A veces es por desconocimiento, pero se encuentran también con malas maneras", expone Mella.

El colectivo trans es otro de los que se enfrenta a más trabas en el ámbito sanitario a la hora de acceder a tratamientos hormonales o atención psicológica. Otro ámbito en el que se registran casos de discriminación a la hora de llevar a cabo trámites burocráticos, como cambios de nombre en el registro civil, es el de la administración de justicia.

Desde que entrara en funcionamiento el 2017, el organismo ha mejorado en la toma de datos, ya que desde este año registra edad, género y tipo de asesoramiento, labor en la que todavía se encuentran con ciertos escollos para su correcto funcionamiento. "Muchas personas no quieren facilitar sus datos por miedo a ser identificadas", apunta el presidente de ALAS. La infradenuncia es otro de los problemas, ya que existe todavía una mayoría reacia a involucrarse en procesos penales que puedan llevarles a revelar su condición sexual: "No podemos forzar a denunciar", resume Mella.

Aunque el informe, que incluye datos por sexo y edad, revela que el perfil de hombre homosexual menor de 40 años es el que más atenciones registra, hay datos que es más difícil recoger debido a la circunstancia anterior. "De las personas mayores de 60 años casi no hay datos, porque tienen más difícil el acceso a redes sociales y suelen ser reacios a quedar en lugares públicos", señala Mella, que establece como prioritaria la habilitación de un local público para establecer un espacio seguro en el que poder dispensar el servicio. Aunque cuentan con el apoyo del Concello, en ocasiones echan mano de recursos propios para traducciones cuando se trata de testimonios de personas extranjeras o acompañamientos para la realización de trámites. El observatorio presentó los datos en el Concello con la edil de Benestar Social, Yoya Neira, que señaló que se debe "luchar contra cualquier expresión de odio e intolerancia".