En A Coruña, el "yo me quedo en casa" es un poco más fácil cuando llueve. El primer sábado de este nuevo periodo en estado de alarma para frenar el avance del coronavirus amaneció soleado y con vecinos bastante obedientes, que escogieron quedarse en casa para no contagiar a la población de riesgo y no colapsar los servicios de emergencias.

Los jóvenes fueron los más disciplinados, al menos, por el centro de la ciudad, ya que no se dejaron ver por las calles. Los mayores, sin embargo, salieron a las compras, muchos de ellos, a las pequeñas carnicerías y fruterías de su barrio y, otros, a los mercados municipales, aunque, como durante esta semana, hubo también grandes colas en los supermercados.

Los autobuses urbanos circulaban ayer casi sin pasajeros y, en las marquesinas, muy pocas personas se decidían a sentarse a esperar. No hubo cañas en las terrazas, ni chocolate con churros en Bonilla y Timón, pero sí que hubo mucho ambiente en los mercados municipales, en busca no solo de la comida del día sino también para el futuro, por si, en algún momento, se toman medidas en las lonjas y en los grandes mercados de frutas. "Hubo gente que se llevó los grelos para congelar", explicaba ayer Paula Lorenzo, en puesto de San Agustín, en el que las clientas intentaban guardar la distancia de seguridad entre ellas.

El paseo marítimo fue ayer, sin embargo, el lugar en el que más se incumplió la recomendación del Gobierno de salir de casa solo para comprar comida e ir a trabajar. Fueron decenas los que bajaron con sus perros y los que se enfundaron las mallas y los tenis y salieron a correr o a andar en bicicleta, como si la de ayer fuese una mañana de sábado más, una fría de invierno, pero con sol. Este aislamiento social dejó estampas inéditas „algunas, incluso propias del primero de enero, cuando la resaca puede más que cualquier otra cosa„, como la de la plaza de María Pita totalmente vacía, las palomas campando a sus anchas por la Marina, las terrazas recogidas y los bares con la persiana bajada en un día en el que, seguramente, esperaban hacer buena caja con el partido del Dépor, que, obviamente, tampoco se celebró.