SerOcio es la empresa de ocio y tiempo libre de Sergio Tomé. Su actividad se centra ahora, única y exclusivamente, en el servicio de canguros. Con el cierre de los colegios, padres y madres han tenido que buscar todas las alternativas posibles para garantizar el cuidado de sus pequeños mientras ellos trabajan. "Ya con la previsión de suspender las actividades, los padres entraron en pánico", recuerda Tomé.

Solo unos días después, la Xunta anunció el cierre de los centros educativos y, desde entonces, el teléfono de SerOcio no ha dejado de sonar. "El primer día que no hubo colegio, el pasado viernes, se colapsaron las líneas", cuenta el dueño de esta empresa. Pronto se pusieron las pilas, llamaron a todos los canguros disponibles y empezaron a solucionar la vida de aquellos que no pueden teletrabajar.

Aunque la avalancha de peticiones fue cada vez a más, Sergio Tomé consideró que "lo más ético era no subir las tarifas". Primero, garantizó el servicio a todas aquellas familias que ya contaban con él en su día a día antes de la llegada del coronavirus. Después, se fijó en aquellos colectivos que se encuentran en dificultades. "Damos prioridad a familias que tengan personal sanitario o de emergencia y trabajadores de supermercados o transportistas. Muchos están doblando turno y necesitan esta ayuda", añade.

SerOcio quiere ser también la alternativa para aquellos padres y madres que solo pueden dejar a los pequeños con sus abuelos. "Es población de riesgo. Así que ahora es momento de que los mayores no estén con los niños", razona. Tomé asegura que es "un no parar" y que es difícil gestionar una situación "que cambia cada día". De todos modos, el propietario de SerOcio quiere poner su "granito de arena" para que la situación se estabilice y "no colapse el sistema sanitario". "Lo mejor es que todo permanezcamos en casa", apunta un Sergio Tomé muy concienciado.