El Quinto Batallón de la Unidad Militar de Emergencias (UME), desplegado estos días en Galicia para combatir la crisis del coronavirus y desinfectar lugares de interés prioritario, ha participado en intervenciones de toda clase: en incendios, en las grandes nevadas de hace dos años, en riadas y en terremotos como los de Lorca, México, Haití o Ecuador. Pero, según señala el capitán Juan Carlos Peñas Carvajal, su responsable de comunicación, la pandemia es una situación nueva. "Nunca nos habíamos enfrentado a esto", señala.

Desde el domingo, explica Peñas, hacen turnos "de muchísimas horas". Cada noche les avisan de dónde actuarán al día siguiente: el martes estuvieron en A Coruña y Pontevedra, ayer en Santiago y en Vigo, y esa misma tarde el capitán todavía no sabía dónde se desplegarían en la jornada de hoy. Aunque su base está en León, duermen en los lugares más cercanos al despliegue, y, por ejemplo, la noche del martes parte de la unidad pernoctó en el cuartel coruñés de Atocha para ahorrarse desplazamientos.

Al empezar el día, acuden a los lugares prioritarios de la localidad donde estén desplegados ese día. "Primero atendemos a hospitales y centros de salud", señala Peñas, y luego a estaciones, aeropuertos, ayuntamientos, comisarías, centros comerciales o supermercados. En A Coruña estuvieron en el Complexo Hospitalario Universitario (Chuac), la Casa del Mar, las estaciones de buses y tren, el aeropuerto de Alvedro y las instalaciones que poseen de la Guardia Civil y la Policía Nacional en Lonzas. "Hay tantos sitios que nunca se acaba", resume Peñas.

Este principio también se aplica a la hora de elegir las localidades en las que va a realizar una intervención, propuestas por las delegaciones del Gobierno pero sobre las que decide el ministerio de Defensa. "Todo el mundo pide, y se prioriza", señala el capitán del Quinto Batallón.

El batallón recibió formación en la gestión de riesgos biológicos de la unidad especializada en estas tareas de la UME, con base en Madrid y que "quizás sea la más potente de toda España" según Peñas. Actúan con trajes de protección, guantes, máscaras y dosificadores parecidos a los que se emplean para sulfatar, que son los que emplean habitualmente para combatir incendios.

Para la desinfección emplean un producto común: una solución de lejía diluida al dos por ciento en agua, la recomendada por el ministerio de Sanidad para limpiar superficies que puedan estar contaminadas por el coronavirus. Además de realizar las desinfecciones, los miembros de la UME se han encargado estos días de formar a miembros del Ejército de Tierra desplegados en Galicia en el manejo de los dosificadores y los trajes. "Ponerse el equipo lleva un proceso que hay que dominar" explica Peñas, y también es necesario aprender a desinfectar correctamente, "echando la solución con un ángulo determinado, o haciendo las pasadas de determinada manera". Los militares de Tierra así formados podrán relevar a la UME en un futuro.

Finalmente, y en las circunstancias excepcionales del estado de alarma, los efectivos de la UME también se ocupan de "alguna labor de vigilancia" como agentes de la autoridad. Pero estas actuaciones, matiza Peñas, "son apoyos que nos pide el Cuerpo Nacional de Policía, y las hacemos siempre acompañados por ellos".

Así, por ejemplo, en Cantabria está vigilando "puntos sensibles" como estaciones o aeropuertos, pero no realizan tareas como la identificación de ciudadanos por las calles. En Galicia, según explica el capitán Peñas, la labor de vigilancia se ha hecho "de forma puntual, en alguna zona portuaria".

El despliegue realizado en Galicia esta semana es de 98 efectivos y 31 vehículos que pertenecen al parque de la unidad. Entre ellos se encuentran autobombas pensadas para combatir incendios, recicladas contra el nuevo enemigo.