En un momento de crisis sanitaria y social como la actual, con una orden de confinamiento para detener el contagio del coronavirus, los ciudadanos apenas salen a la calle. Y los que lo hacen, abandonan el enclaustramiento, fundamentalmente, por tres motivos: trabajar, hacer la compra y, como hacían a diario antes del estallido del virus, hacerse con un ejemplar del periódico. LA OPINIÓN, en quioscos o con la opción de reparto a domicilio, continúa con su compromiso con los lectores y sale cada día a la calle para analizar no solo la evolución del estado de alarma a nivel nacional, sino también con colectivos y expertos locales. La gente quiere estar informada de todo lo relacionado con el coronavirus y buscan en la prensa de proximidad todas las novedades que ocurren en la ciudad y los ayuntamientos limítrofes.

Los pocos que se han quedado en el centro debido al teletrabajo implantado en sus empresas se acercan a primera hora de la mañana al quiosco o a la librería a por su ejemplar para conocer qué ha ocurrido en las últimas 24 horas. Son contados los lectores que se acercan a los quioscos por la tarde, de ahí que la práctica totalidad hayan decidido abrir solo en horario de mañana.

"En general, las ventas de prensa nacional cayeron tanto en el centro de A Coruña como en los barrios, pero la demanda de periódicos locales se ha disparado exponencialmente en los barrios dormitorios", destaca Antonio Sande, presidente de la Asociación Profesional de Vendedores de Prensa de A Coruña y Provincia.

El trasvase de población de la zona comercial y financiera a los barrios dio un vuelco a las ventas de prensa en las afueras, con un aumento "exponencial" en los barrios, destaca Sande. "El ciudadano quiere saber qué ocurre en su ciudad y para ello busca la prensa local, de proximidad", añade.

Los clientes habituales acuden a su cita diaria al quiosco porque pese a estar confinados quieren estar informados de los que ocurre en A Coruña. El cierre de bares y cafeterías incluso ha provocado un tirón en las ventas de algunos negocios. Es el caso del quiosco de la plaza de España, según destaca su responsable Gloria Guillán: "Se trata de vecinos de la zona que antes leían la prensa en el bar, pero con el cierre vienen a comprar aquí el periódico".

En el centro de la ciudad, se nota la influencia del teletrabajo. "Vienen clientes que reservan habitualmente la prensa y lo hacen por la mañana y, de paso, hacen algún recado por la zona", comenta María López, de la librería Encontros, en Riego de Agua. La caída de gente en la zona financiera y comercial de la ciudad empezó a notarse el sábado por la tarde, el día que se decretó el estado de alarma. "No es que no pase prácticamente nadie por el negocio, es que ya no vienen por la zona", destaca María.

El cierre de bares y cafeterías provocó un aumento de la demanda en algunos quioscos por parte de vecinos que hasta que se decretó el estado de alarma leían la prensa mientras tomaban un café. Además, muchos negocios extendieron el servicio de envío a cafeterías a domicilios particulares de sus clientes. "La clientela habitual se ha mantenido, ya que a personas mayores o con problemas de movilidad se le está repartiendo en sus casas", destaca Gloria Guillán.

Ayer salieron al mercado las revistas del corazón y hoy lo harán publicaciones de ocio „decoración, hogar o viajes„. "La gente busca maneras de entretenerse y las revistas son una manera de evadirse durante un rato", comenta María López.

Junto con las revistas del corazón, los puestos de venta de prensa también tuvieron durante un aumento de la demanda de pasatiempos, publicaciones para niños y pequeños juguetes para los más pequeños. "Al no haber partidos, la prensa deportiva cayó en picado", apunta Gloria Guillán.