En A Despensa de Lu, la panadería que Guadalupe Hernández tiene en O Castrillón, entran ahora más clientes que antes de la llegada del Covid-19. "Se vende más pan porque la gente piensa que puede acabarse", dice la propietaria. Su negocio se ha adaptado a las condiciones de forma metódica, incluso en esos primeros días en los que la conciencia aún no había calado hondo. "Estamos con mascarilla y guantes, y las personas pasan de una en una. Al principio me miraban como a una loca, pero ahora dicen que tengo un protocolo mejor que el de las grandes superficies".

Las medidas tardías de los supermercados, en opinión de Hernández, son otro de los motivos por los que "la gente se ha acercado más al pequeño comercio" con el coronavirus. La dueña advierte en el público un cambio en la tendencia de las compras, que deriva ahora hacia "productos más básicos" como los detergentes, lo que la ha llevado a ampliar la zona de la que disponía destinada a la higiene.