"Tenemos un sentimiento de más responsabilidad porque tenemos que salir a la calle, pero cuando vuelves también de preocupación porque puedes contagiar a tu familia", explica Francisco Rodríguez Martínez, sargento de los bomberos coruñeses sobre su labor en estos días. "Realmente no sabes dónde te puedes contagiar", señala, lo que ha llevado a los bomberos a dividir estos días sus efectivos entre el parque de Agrela y el centro Calvo Sotelo para evitar que toda la plantilla quede afectada por el coronavirus. "Tenemos que aislarnos, comer separados y procurar no hacer actividad conjunta", detalla sobre su vida diaria en el parque, que se desinfecta a diario. "Todos estamos muy sensibilizados y cuando nos ven por la calle, la gente tiene un gesto de reconocimiento y de aplauso hacia nosotros porque sabe que vamos a estar donde se nos necesite", comenta.