Arturo: "Mi abuelo Félix era el hombre más sabio del mundo. Tenerlo a mi lado durante los años decisivos de la infancia (estoy convencido de que en esa etapa de la vida es cuando se forja un carácter, para bien o para mal) me ayudó a tener las cosas bien claras cuando el destino me pusiera a prueba. Suya era una frase que influyó poderosamente en mí: cuenta tu historia mientras caminas. O sea: no te pares nunca, ni siquiera para hacer recuento de bajas. Sigue adelante y a quienes vayan a tu lado les das tu versión de los hechos sin detenerte. Los pasos no admiten descanso, la mirada siempre debe fijarse en el horizonte. Mi abuelo tenía vista de lince a pesar de las cataratas que le ahogaron en sus últimos años. Quiero decir que era capaz de extraer información valiosa de cualquier detalle, por intrascendente que pudiera parecer a los demás.

Por ejemplo, yo tenía la costumbre (bueno, más bien la manía) de deshilachar calcetines y jerséis y bufandas y cuanta prenda cayera en mis habilidosos y destructivos dedos. A mis padres les sacaba de quicio ese talento indudable para tirar de un hilo, y no había forma de impedirlo porque sabían de sobra que los castigos no funcionaban conmigo. Mi abuelo me auguró un futuro de estropicios constantes sin grandes consecuencias para los demás y reducidos placeres para mí. Vamos, que me estaba anunciando muchos fracasos irrelevantes en mi búsqueda de éxitos sin importancia. De igual forma que arruinar un pobre calcetín me relajaba, tiempo después me volqué en iniciar estudios que me aburrían al tercer sobresaliente, acepté trabajos para los que estaba capacitado en teoría y en los que naufragaba en la práctica, y me embarqué en aventuras sentimentales que no me dejaron huella en forma de desconfianza e impotencia. Yo empezaba a tirar del hilo por curiosidad y me sentía a gusto con mis destrucciones irrelevantes. Hasta que se terminaba el juego. Y, haciendo caso a mi abuelo, nunca me detuve para contar historias. A veces me quedaba solo hablando, pero era una soledad confortable y familiar, como esos calcetines que te invitan a jugar con ellos".