Desde la pasada semana, la nueva iniciativa online de la Fundación Luis Seoane utiliza el arte para tornar una situación anómala en algo positivo. Se trata del Laboratorio escóitasme?, un taller infantil dirigido por Fermín Blanco en el que ya participan más de 25 familias de A Coruña y otras ciudades gallegas, como Marín o Lugo. "Partimos de la experiencia del taller Nenoarquitectura que celebramos todos los años. Debido a la cuarentena, decidimos ofrecerles a los niños una comunidad online en la que todos puedan seguir participando y tratando temas como la poesía, la arquitectura o la pintura de Seoane", explica Blanco.

El aislamiento ha apartado a los niños de los colegios y de los programas académicos establecidos, pero iniciativas como la de la Fundación los acercan a aquellas materias desvalorizadas, en ocasiones, por el propio sistema: "Queremos hablarles de arte y de lo que el sistema educativo siempre ha denigrado. De creatividad, de plástica, de crear mensajes con las manos, de escribir poesías y de filosofía". Precisamente, aquellas cosas que, tal y como recuerda Blanco, "nos ayudan a sobrellevar mejor los días de cuarentena".

Todos los días durante una hora, el arquitecto establece conexión con los niños participantes y algunas de sus familias para continuar con las actividades que, según dice, "sirven para aprender además de para entretenerse": "Cada dos días empezamos un tema nuevo, y cada tema habla sobre una faceta artística de Luis Seoane".

En cada sesión, la Fundación contacta con varios invitados para que intervengan en la explicación de un tema, como Silvia Longueira o Luis Carballal: "También hemos contactado con artistas de países como Brasil para que les hablen sobre sus experiencias en mundos lejanos, aunque sea a través de una pantalla", señala Blanco.

Además, cada invitado propone un reto a los niños, que tienen edades comprendidas entre los 5 y los 14 años. En el caso del último, los pequeños tuvieron que hacer una reinterpretación de una obra de Seoane a través de la poesía visual. "Lo hicieron desde sus casas, con los materiales que tenían y desde lo que sienten estando en esta situación de cuarentena", cuenta el arquitecto.

Conjuntos de versos, dibujos, cuadros, fotografías o incluso performances dejan ver el talento de los jóvenes artistas y su visión sobre el mundo que les rodea. "Hay obras de todo tipo. Algunas son duras, porque muestran tristeza o sentimientos de estar enjaulados, pero otras transmiten el cariño de la familia, la sensación del hogar y del cobijo", detalla Blanco, que añade que, cuando se termine la cuarentena, le gustaría organizar una exposición con todas estas obras en la Fundación.

Tras su intervención en las sesiones diarias y la exposición de las creaciones de los niños, el arquitecto ha percibido que la infancia "le han encontrado el lado positivo a la cuarentena". "Nos están dando una gran lección. Vivimos en un mundo en el que nuestro contacto como adultos con los niños es reducido, y ahora agradecen que sus padres estén más en casa. Me atrevería a decir que la experiencia está siendo positiva para muchas familias", concluye.