El sector del taxi está en suspenso. Aunque por supuesto no es el único, es quizá uno de los que tiene, estos días, mayor sensación de incertidumbre al estar compuesto por una mayoría de trabajadores por cuenta propia que tributa por el sistema de módulos, para los que todavía no existe una solución clara en el paquete de medidas de apoyo a autónomos anunciado por el Gobierno.

Una prestación a la que puede acogerse cualquier trabajador por cuenta propia que se vea afectado por el cierre de negocios tras el decreto del estado de alarma, o cuyos ingresos caigan este mes un 75% con respecto a la media mensual del semestre anterior. Para los comercios o locales de hostelería, forzados a interrumpir el servicio en seco sin más opciones, basta con alegar cierre de negocio sin justificar la caída de ingresos. En el sector del taxi la historia se complica ya que, si bien no ha cesado en su actividad, ha experimentado una caída casi total de los ingresos que ha precipitado una cantidad considerable de ERTE de entre los propietarios de licencias con trabajadores a su cargo. Un descenso difícil de justificar al no estar obligados a emitir facturas. Se suman a los conductores que han decidido aparcar el taxi debido a problemas de salud previos que les sitúan en el grupo de riesgo, lo que les llevó a pensarse dos veces si merecía la pena exponerse al virus. Muchos han decidido que no.

El sector del taxi tributa, casi en su totalidad, por el sistema de módulos, un método de estimación con el que se valora la actividad en base a factores como la superficie, los consumos o la potencia fiscal del vehículo, que determinan su rendimiento. Al verse obligados a justificar el desplome de sus ingresos para obtener la prestación, y al no estar especialmente sujetos a restricciones, el colectivo teme especialmente por su porvenir.

Pese a que el taxi coruñés ha tomado sus propias medidas ante el desplome de la clientela, limitando las salidas al 50%, de forma que la mitad de la flota sale los días pares y la otra mitad los impares, la preocupación crece y la incertidumbre se afianza entre los conductores. "Está habiendo muchos ERTE porque, aunque podamos trabajar, no se saca nada. No nos hemos movido todavía para buscar ayudas porque cada día cambian lo que dicen, no hay nada definido", explica el presidente de Tele Taxi, Manuel Sánchez Quindimil, que revela otra de las grandes preocupaciones del colectivo: la ausencia de medidas de protección, que expone a los conductores al contagio. "No tenemos guantes, ni mascarilla, ni nada. La gente va consiguiéndolas como puede por su cuenta, y en el taxi entra y sale mucha gente", resume.

Una preocupación que comparte el presidente de Radio Taxi, Antonio Vázquez, asociación que tampoco se libra del ERTE. Aunque todavía no han recibido respuesta a los que han ido enviando, no se muestran precisamente optimistas. "Estás todo el día para hacer 50 euros. Hay taxis sin moverse de las paradas durante 10 horas, es una auténtica ruina", apunta. Una situación inestable que les plantea una encrucijada: la de aparcar definitivamente para alegar el cese de actividad y demostrar, con ello, la caída de ingresos, con la interrupción del servicio esencial que ello ocasionaría. Mientras tanto, esperan.

"Al final, lo mejor será parar y decir que no trabajamos, y que sea el Estado o el Ayuntamiento el que nos diga cómo tenemos que funcionar", adelanta Antonio Vázquez, para quien, sin embargo, el hecho de que las ganancias se han desplomado es una realidad tan evidente que no sería necesario ni demostrarla. "Basta con mirar los aviones que salen, que trabajamos día sí y día no, que todo está cerrado, para saber que no estamos ganando apenas. Es algo matemático", propone.

Con todo, asumen que nada les eximirá el día 30 del pago de la cuota de autónomos, independientemente del derrumbe que han experimentado sus beneficios. Es ahí donde está, para Vázquez, la posible solución: "Las pérdidas se amortiguarían un poco si no hubiera que pagar a autónomos este mes, al menos".