Cheryl Porter es una cantante de Chicago que se ha ganado a base de clases el título de entrenadora vocal. En su canal de YouTube, tras una presentación en la que decenas de voces le agradecen sus consejos, la formadora ha consolidado su hueco en la red con divertidas lecciones musicales, que imparte con una sonrisa y un pañuelo de colores enroscado en la cabeza. Su premisa es que "cualquiera puede aprender a cantar", independientemente de la edad o las aptitudes. Lo mismo opina Ángeles Dorrio, docente de canto en A Coruña, que recomienda a la estadounidense para ejercitar las cuerdas en estos días de cuarentena.

La propia profesora se declara seguidora de los tutoriales, en los que la maestra "coge trozos de canciones conocidas y hace calentamientos de voz". Hace unas semanas el canal sumaba un vídeo especial con rutinas para el confinamiento, porque "quedarse en casa es una buena oportunidad para estudiar y dedicarnos a todo lo que creímos que no tendríamos tiempo de hacer". Incluso si ya no se es profano en el canto, al conocimiento no se le puede recluir ni buscar horizontes. Los iniciados "aprovecharán sobre todo" las pautas de Robert Sussuma, un neoyorquino que se puede disfrutar online, y que va más allá de la garganta para centrarse en toda la expresión del cuerpo.

El atractivo de sus clases, opina Dorrio, reside en esta mirada global con la que el profesor ve al artista. "Incluye técnicas físicas como higiene corporal o posturas que pueden hacerse en casa. Son muy interesantes", señala. También desde la web se puede acceder a multitud de recursos para adentrarse en la parte más densa de la música, las partituras. Teoría.com es un buen punto de partida para "entrenar" el oído, y para practicar con "un montón de ejercicios de solfeo y escalas".

La docente confiesa que muchos los usa en sus propias clases, que imparte con el bagaje de quien ya se ha subido más de una vez al escenario. Pero también piensa en los que prefieren huir de los focos y sentarse ante ellos solo para escuchar. En estas semanas de encierro, los melómanos lo tienen especialmente difícil para disfrutar de aquellos conciertos en vivo con los que pasaban la jornada, con las salas y los auditorios cerrados a cal y canto. Pero pueden echar mano de otra de las propuestas de Dorrio, las actuaciones en streaming, como de las que informa diariamente desde su perfil de Facebook el sadense Paris Joel.

El músico intercala recomendaciones como Henri Herbert o Luis Alberto Segura con sus propias versiones, que también comparte en redes. Entre ellas pueden encontrarse viejos temas del pasado, y versiones con tintes rockabilly de iconos como Resistiré. Para los que busquen ir más allá de la música y llegar al artista, pueden lograrlo con los filmes de Documanía TV, que cuenta con títulos como Janis, little girl blue y The filth and the fury Sex Pistols. Junto a los aplausos en los balcones, el confinamiento puede tener otra banda sonora, para la que hay, parece, un sinfín de alternativas.

"Una cuestión de voluntad"

Para formarse en música no hace falta buscar gurús al otro lado del charco. La ciudad también cuenta con sus youtubers, como Dorrio, que ha tenido que reconvertirse y pasar sus clases a la modalidad online. De los alumnos que acudían presencialmente a sus clases, aproximadamente la mitad ha decidido seguirla a la red, a la que se va adaptando. "La primera clase se me hizo un poco rara, pero ahora ya estoy bien. Creo que se trata de una cuestión de voluntad, de poner de tu parte", relata.

La profesora reconoce que la situación "no es la ideal", y que hay ciertos aspectos, como la "latencia del sonido", que dificultan un poco las clases. Para agilizarlas envía a su alumnado con tiempo los temas a trabajar, de modo "que puedan ir estudiándolos y que la organización sea más fácil". Confía en que las próximas semanas sus estudiantes venzan las reticencias, y sean más los que se unan a ella en la pantalla. "Les insisto porque creo que este estado de alarma va para largo. Vamos a estar así un tiempo, y se puede perder la continuidad", indica.