Al pintor coruñés Óscar Cabana le han llamado amigos de varios puntos de España para decirle que ahora ven sus cuadros con otros ojos. Las ciudades vacías, las calles desiertas y una visión del mundo en blanco y negro eran, hace no mucho tiempo, la seña de identidad del artista, pero desde hace un mes es el paisaje que nos espera al otro lado de la ventana. "Me mandan fotos de varias ciudades y dicen que mis cuadros se han hecho realidad", cuenta el autor.

Esas imágenes con apariencia "posapocalíptica", describe el coruñés, resultaban de su interés por dibujar la arquitectura de las urbes y reivindicar la belleza de lo industrial. Sin embargo, paradójicamente, hace ya cuatro años que Cabana empezó a incluir figuras humanas y vehículos en sus obras para "ayudar al espectador a meterse en el cuadro" y "humanizar" los paisajes: "Me he alejado de las calles vacías, pero soy consciente de que esas pinturas más antiguas con dejes oníricos recuerdan a lo que estamos viviendo en estos momentos".

Cuando empezó la cuarentena, el artista decidió colgar de una de las ventanas de su casa un cuadro que pintó hace un par de años y, como si de un guiño a la esperanza se tratase, muestra una calle repleta de vida, coches y personas bajo el lema Quédate en casa. Cada día a las ocho de la tarde, su familia y él salen a aplaudir al balcón junto a todos los vecinos, que ya se han quedado con el mensaje. "Esta crisis me ha enseñado lo que es la solidaridad de la gente, que estamos todos en el mismo barco seamos de dónde seamos, y que con el esfuerzo colectivo somos capaces de hacer cualquier cosa", afirma el pintor.

El regreso a la ansiada normalidad llegará algún día, pero mientras tanto Cabana reflexiona sobre todas aquellas cosas "sencillas" en las que antes no se había parado a pensar y que ahora tanto extraña. "Hace un mes te diría que mi deseo era viajar a Nueva York con los niños o cambiar de coche. Hoy te digo que solo quiero tomarme una caña con mis amigos, abrazar a mi madre y volver a pintar", revela.

Durante el confinamiento el artista ha colgado sus pinceles para disfrutar de su familia, y confiesa que "con tres niños pequeños no hay momento para ponerse frente al lienzo": "Me traje una mochila con material del estudio, pero ni la abrí. Además yo soy de los que dice, como Picasso, que la inspiración te tiene que pillar trabajando, y yo solo puedo trabajar a gusto en mi estudio".

Allí volverá cuando se termine la cuarentena, con más ganas que nunca de ponerse a crear. Sin embargo, el autor no puede evitar mirar con desconfianza al futuro que está por venir. "Es una incertidumbre. Ahora lo principal es la salud de las personas, pero cuando termine todo esto nos enfrentaremos a algo que va a ser terrorífico para todo el mundo, y para quienes nos dedicamos a la cultura todavía más", señala.

Y es que, según Cabana, "los artistas serán los grandes olvidados" de la crisis económica. "Hasta ahora han anunciado en las noticias ayudas para casi todos los sectores. Ninguna se refiere a la cultura, cuando son precisamente las películas, los libros y la música en los balcones lo que nos está ayudando a pasar los días en casa. Siempre pensaré que un país rico es aquel que invierte en su cultura", concluye.