Una Semana Santa sin vacaciones lejos de casa, ni procesiones, ni paseos y tampoco comidas en restaurantes. Unos días festivos atípicos por culpa del coronavirus. El sector turístico de A Coruña sufre, se despide de unos días habitualmente beneficiosos y se prepara "para lo peor". Guías turísticos, agencias, hosteleros y otros servicios miran al verano con incertidumbre por cómo será la situación y qué restricciones se impondrán. "Ahora mismo está todo parado. Facturación cero, pero hay que seguir afrontando gastos", apunta empresario de servicios turísticos Óscar Varela.

Las cancelaciones protagonizan estas jornadas. La guía María Pardo, de la Asociación Profesional de Guías de Turismo de Galicia, había programado visitas para turistas y cruceristas. Todo se reduce ahora a una agenda que hay que reprogramar. "Nuestro trabajo es al aire libre así que desde el minuto uno de todo esto tuvimos que parar. Ya doy por perdida la temporada alta. Si empezamos a trabajar en septiembre sería una buena noticia", reflexiona.

Pardo sostiene que la "situación es muy complicada". También lo están notando las agencias de viaje, que afrontaban ahora el mejor momento del inicio de año. Pero el bajón se vio venir. "Antes del estado de alarma, la gente ya empezó a cancelar porque tenía miedo. Sobre todo porque no quería que le pillase esto fuera de casa", cuenta Begoña Raposo, de Club de Viajes by Galitur, que ahora ofrece atención a sus clientes "para apoyarles, resolverles dudas y hacer gestiones". "Semana Santa y verano siempre son las épocas en las que más se viaja", lamenta.

Los bares y restaurantes también permanecen cerrados. "Este era nuestro pistoletazo de salida. Además, estamos teniendo una primavera muy buena y hubiera sido fantástico", opina el hostelero Antón Sáez, que no pide subvenciones, sino que les dejen "abrir haciendo una adaptación a la nueva realidad".

En eso piensa constantemente el gerente de la tienda de alquiler de bicicletas Eco-lógica, Javier Roca. "Nuestro negocio es uno de los más afectados. Entendemos que este año ya lo hemos perdido", asume, a la vez que pide "ayudas" por parte de las Administraciones. "De momento, la ayuda que tengo es del propietario del bajo en el que tenemos la tienda, que se está portando muy bien", añade.

Lejos queda aquella Semana Santa de 2019 en la que la ocupación hotelera en A Coruña superó el 75%. Pero esto no es lo único que preocupa al sector turístico, pues el verano se empieza a vislumbrar con incertidumbre y miedo. "Estamos preocupados. El verano es lo que nos hace mantener una parte del año, la que no es rentable, y seguramente cuando podamos abrir tendremos que hacerlo con restricciones", señala Sáez, portavoz de los hosteleros de la Marina. Le aterra que "una parte del sector ni siquiera pueda abrir sus puertas" cuando todo pase, y ya piensa en "ideas innovadoras" para salir adelante.

Óscar Varela cuenta que los buses turísticos están parados, generando pérdidas, y también piensa, como Sáez, en las restricciones futuras. "La recuperación será paulatina y habrá medidas para las aglomeraciones. Si nuestro bus tiene 48 plazas y solo se pueden llenar 18, como máximo, también perderemos. Va a ser un verano complicado", sentencia el emprendedor.

Las previsiones de Club de Viajes by Galitur son que "todo mejorará en julio", pero Begoña Raposo tiene claro que "el turismo será nacional". "Habrá viajes por España y Portugal. Dependerá también de cómo evolucionen los países cercanos", comenta. Además, aerolíneas y proveedores están "dando bonos a los clientes para gastar durante el año", con la esperanza de que se recupere la normalidad. La más que posible falta de turismo internacional afecta al negocio de alquiler de bicicletas de Roca, que es consciente de que "la gente de fuera no va a venir en lo que resta de año". "También trabajamos con los cruceros, así que es un palo muy gordo", reconoce.

Pardo también analiza la crisis económica provocada por el Covid-19 y concluye que "la gente no va a gastar en turismo". "No es un bien de primera necesidad y los que irán a la playa tampoco querrán una guía. Es de suponer, además, que los cruceros tardarán en venir", opina. A todo ello se suma el problema de que "no hay ninguna planificación", más allá de que la prórroga del estado de alarma finalizará, en principio, el 26 de mayo. "Estamos haciendo todo sobre la marcha", finaliza Varela.