A una de las vecinas de un bloque de Terranova de Eirís la cuarentena la cogió, según dejó explicado en una nota en la pared, sin libros para empezar, así que decidió dejar algunos que ya tenía leídos (desinfectados) sobre los buzones, con una hoja en la que apuntar el turno como una biblioteca, y animar al resto de residentes a colaborar en la biblioteca vecinal. Los fondos ya llenan dos cajas.