Para Ángeles Bao, la sugestión social es lo que ha encendido la mecha del pequeño comercio. Afirma que "la gente tiene miedo" y por eso se acerca a la tienda de proximidad, donde "el producto está menos tocado" y "no hay colas". El establecimiento que dirige en Os Rosales ha ganado también en clientes mayores, porque "los hijos les dicen a sus madres que vengan a comprar aquí". Pero el repunte ha descuadrado a la propietaria, agobiada por la situación. "Lo estoy llevando fatal, porque trabajas más y tienes que dar muchas vueltas para encontrar algunos productos. Además, para que nosotros funcionemos la gente tiene que tener trabajo, y eso es lo que va a faltar", cuenta.