Obtener una solución consensuada respecto al devenir del curso académico en las universidades gallegas se presenta como una posibilidad lejana. Las desavenencias entre el Rectorado y parte de la comunidad estudiantil se centran hoy en la forma en la que debe llevarse a cabo las evaluaciones, un período para el que, de mantenerse el calendario académico vigente, faltaría menos de un mes.

El sindicato estudiantil Anega ha decidido convocar una huelga que comienza hoy para exigir a los rectores de las tres universidades gallegas la suspensión del curso al no poder garantizarse una evaluación en igualdad de condiciones para todo el alumnado independientemente de los recursos de los que dispongan. Una iniciativa que partió de la facultad de Comunicación de Santiago de Compostela y cuya convocatoria pronto se extendió al resto de titulaciones del sistema universitario gallego. "Abogamos por la suspensión del curso, una evaluación en estas condiciones no es justa. Hay muchos estudiantes que si no llegan a una media determinada, les quitan la beca", explica una de las integrantes de Anega, Amara Fontao.

Un parón que se prolongará a lo largo de una semana con posibilidad de prórroga y con el que invitan a los estudiantes a no asistir a las clases telemáticas y a no entregar los trabajos que tengan pendientes. "No vale tampoco con entregar un trabajo que ya tenías hecho, hay que ser consecuente. No nos pueden sancionar porque es un derecho recogido en el reglamento interno de las universidades", alega Fontao.

Por su parte, el rector coruñés, Julio Abalde, afirma que desde el equipo rectoral están trabajando para la obtención de una solución acorde a las demandas de todas las partes, al tiempo que no contempla la petición de suspensión del curso como una alternativa viable. "Sería una irresponsabilidad por nuestra parte, hay una gran parte del alumnado que no está de acuerdo", alega. Abalde juzga posible, en contraposición a la opinión del sindicato estudiantil, el consensuar una evaluación "flexible, justa y que garantice la igualdad de oportunidades de todo el mundo".

Dice entender "la situación psicológica complicada" que atraviesan los estudiantes, con los problemas de concentración que comporta el confinamiento, y que desde el rectorado trabajan para "informar lo antes posible a profesores y alumnos" sobre las especificidades que comportarán las evaluaciones.

Para hacer frente a la coyuntura de una posible brecha digital que discrimine a los alumnos con menos recursos, el vicerrectorado de Estudiantes pondrá en marcha una línea extraordinaria de ayudas, que distinguirá entre bolsas de colaboración para garantizar el acceso a internet y ayudas económicas para contribuir al pago de los últimos plazos de las matrículas.

La vicerrectora, María José Lombardía, destaca lo inédito de la situación y confía en poder clarificar a lo largo de la semana algunas de las cuestiones referidas a la finalización del curso, el uso de las instalaciones de la UDC y los criterios de evaluación. "Estamos trabajando en que el proceso de evaluación se adapte a las circunstancias especiales del cuatrimestre", asegura.

Anega convoca también una "ocupación virtual" de las universidades, una acción que manifestarán a través del envío masivo de correos a los rectores "ante la imposibilidad de ocuparlo físicamente". Los estudiantes piden que sus demandas y necesidades sean tenidas en cuenta en el proceso de toma de decisiones de una situación histórica por su excepcionalidad, y alegan que lo que piden no es un aprobado general, sino la suspensión del curso, una medida que comportaría que las asignaturas del segundo cuatrimestre no computen en la media del expediente. "No queremos que nos regalen la nota, sino que quede sin nota. La docencia virtual no funciona para todo el mundo. No todos tenemos ordenador disponible o conexión a internet",añade otro de los integrantes de la formación, Xaime Pardal.