Justo dos semanas antes del inicio del estado de alarma, el 2 de marzo, el fisioterapeuta Hugo García abrió su clínica Núcleo, ubicada en la calle Enrique Dequidt Hevia. Ni se podía imaginar lo que le esperaba antes de acabar el mes. "Tuve que cerrar, pero no porque me lo mandase el Estado sino por responsabilidad con el paciente y con toda la población, como muchos de mis compañeros", señala.

Confiesa que "económicamente es una situación complicada", pero trata de verle el lado positivo. "No estoy en la misma posición que otros fisioterapeutas. En mi clínica soy solo yo, sin más trabajadores. No es tan dramático. De momento, puedo afrontarlo", explica.

Mientras dura el estado de alarma, aprovecha para formarse. "En nuestra profesión hay una parte importante de formación y aprendizaje. El confinamiento nos permite hacerlo para reforzar la atención de calidad al paciente. No es todo tiempo perdido", apunta, y añade que la "ilusión" por su nuevo local la suple "con cursos y congresos vía online".

La incertidumbre también sacude a este sector, pero Hugo García insiste en que "la gente tiene que estar tranquila porque en el momento que se vuelva, los fisioterapeutas pondremos los medios para hacerlo de la manera más segura posible". Lo que defiende este nuevo autónomo es que ahora es momento de despejar incógnitas sobre "cómo y cuándo se va a retomar la actividad y cómo se van a conseguir los medios de protección necesarios".