Muchos recordarán las hamburguesas del Carnivale. Un pequeño local que en 2013 se encontraba en Monte Alto. Un problema de salud obligó a su dueño, David Rumbo, a dejar a un lado la hostelería. Pero ha llegado el momento de retomar aquel sueño. "Hace dos años volví a trabajar con un compañero pero es una cosa que parí yo y quiero recuperarlo", confiesa este autónomo, que preveía inaugurar próximamente su nuevo establecimiento en el número 24 de la calle Orillamar. La fiesta tendrá que esperar.

"En enero empecé a mirar local y en febrero ya estaba colocando todo. Esperaba abrir en un mes y medio, más o menos", cuenta. Sus planes han cambiado pero la ilusión permanece intacta. "Soy más de tratar a la gente cara a cara pero he decidido empezar con las entregas a domicilio. Queremos que la gente sepa que estamos ahí, que hemos vuelto y también es una forma de coger ritmo de trabajo", se sincera. Además, cuenta con ofertas de lanzamiento para que sus hamburguesas alegren el confinamiento. "Hay que echar una mano entre todos", apunta.

Rumbo está "deseando abrir" pero es consciente de la complejidad de la situación. "A ver en qué acaba todo porque es una incertidumbre", reflexiona. Lo que sabe es que es "de los pocos" que se ha aventurado a iniciar un negocio en pleno estado de alarma. "Está siendo una locura", reconoce. Pero el lunes, primer día de reparto a domicilio, todos los males desaparecieron. "Me emocioné. Tuvimos una acogida muy bonita por parte de los clientes", asegura.