Entre la preocupación por sus seres queridos, la añoranza por su anterior rutina y la intención de mantener activo al PSdeG para servir en tiempos de crisis. Así vive Pablo Arangüena, vicesecretario general de los socialistas gallegos, este periodo de confinamiento que para él ya ha superado el mes. "Llevo ya 36 días, solo bajo al supermercado que tengo a 100 metros. Lo asumo con resignación, aunque no es lo ideal para nadie. Tengo la lógica preocupación por mis padres que son población de riesgo y también por mi abuela, que está en una residencia que ha empezado a registrar contagios hace dos días. Aun así, tampoco tengo de lo que quejarme, porque hay gente que vive situaciones mucho peores", responde el abogado coruñés.

Arangüena dejó su despacho hace "dos años y medio" para centrarse en las labores de partido siendo la mano derecha de Gonzalo Caballero en el asalto a la Xunta. Intenta "acostarse y levantarse a horas prudentes" y hacer "gimnasia para no atrofiarse", ya antes era una persona a la que le gustaba "salir a correr y dar paseos". Su ordenador y la mesa de trabajo de su domicilio se han convertido en su reducto de lucha para que el PSdeG sea útil, haga oposición "leal" y ayude para superar esta pandemia. "Estamos pendientes de todo, pero evidentemente a nivel telemático. No salimos de delante del ordenador. No es la situación que querríamos, pero es la que tenemos ahora mismo", apunta quien reconoce que le gustaría multiplicar su "contribución". Juega en su contra que, a diferencia de lo que ocurre en Madrid o en A Coruña, los socialistas no tienen responsabilidad de gobierno en Galicia. "No niego que genera cierta sensación de impotencia. Nos gustaría hacer más, ayudar más... Y, además, hemos modulado la crítica política por responsabilidad, por lealtad", razona.

El letrado completa su jornada dedicando tiempo a la lectura. Muchas de esas publicaciones a las que ahora dedica el tiempo que antes no tenía son de carácter "jurídico". Esta revisión y actualización le sirven para mantenerse al día. Una inquietud que le viene de su formación, de su ocupación anterior a la política con dedicación exclusiva y también de que hasta hace poco era portavoz del PSOE en la Comisión de Justicia del Congreso. El coruñés fue sustituido por Diego Taibo, ex edil de Urbanismo de Culleredo, tras cursar su baja el 12 de marzo. Ese día volvió de Madrid y desde entonces está confinado, pero no olvidará lo que vivió en las dependencias del hemiciclo en las horas previas a su marcha para centrarse en unas elecciones gallegas que esperan fecha. "Los dos últimos días que estuve en el Congreso era casi fantasmagórico", relata aún sorprendido. "La preocupación pasó de cero a cien. De repente, se canceló toda la actividad. Ya en la propia ciudad se vivía una sensación de irrealidad en la calle", recuerda.