"Habrá que pelear mucho para llegar a ayudas al sector. Si no, yo vaticino una debacle", teme el gerente de Garufa Club y vicepresidente de la Asociación Galega de Salas de Música ao Vivo Clubtura, Pepe Vázquez, conocido también como Pepe Doré. "Somos un sector muy débil. Las salas de música en vivo no somos un bar con actuaciones musicales. Es una sala equipada, legalmente constituida y el motor es 100% la actividad de la música en directo. Cuando se reabra no va a ser darle un botón y empezar", explica y ve en la "redefinición del sistema económico" la única salida.

Retomar la actividad para las salas de música en vivo no va a ser "como para un que abre y se pone a tirar cañas". "Va a haber una latencia. Me han cancelado en este momento decenas de conciertos y me están cancelando ya para junio. Creo que esto va hasta después del verano", explica Vázquez. Apunta, a falta de saber la fecha en que podrá reabrir, que el verano son siempre meses flojos para los conciertos "Vienen dos meses duros para las salas de música en directo, el verano. En agosto nosotros ya cerramos, y no por vocación, sino porque con la oferta que hay de música gratis es imposible. Y julio es residual", señala. "Prácticamente hasta septiembre no tengo programación. Aunque pueda abrir, ¿con qué abro?", comenta.

La labor de organización de agenda cae en saco roto. "Yo estoy programando a tres meses vista mínimo. Tres meses de trabajo que se van al garete. ¿Cómo programas 50 conciertos de nuevo? Muchos son de bandas que están en gira y la han suspendido, que tienen que rearmarla y ponerse de acuerdo con otras salas", detalla.

Vázquez asegura que la situación es similar para todo el sector de la música en vivo, desde salas a músicos o promotores. "Estamos todos en la misma órbita. Como sector cultural que somos, siempre accedemos los últimos a las ayudas. Habrá que pelear mucho para llegar a ayudas al sector. Si no, yo vaticino una debacle", augura. "Y una sala conciertos es una inversión brutal. Sin actuaciones no tiene sentido que abramos", especifica.

Como para muchos autónomos o empresarios, la supresión de cualquier ingreso mientras los pagos continúan ahoga las cuentas. "El impacto económico es brutal. Porque de momento los gastos están entrando todos los previstos. Y los ingresos son cero. Hace nada entraron 2.800 euros de seguros de autónomos, trabajadores... todo. Más luz, agua, impuestos, SGAE...", detalla el gerente. En la actualidad negocia soluciones para el pago del alquiler del local. Para sus empleados, asegura que pagó "todo lo que quedaba de marzo a todo el mundo" y solicitó un ERTE. "Es una locura. Esto es una debacle que no tiene precedentes", asevera.

Sobre el futuro, Vázquez asegura que "es todo incertidumbre". "Estamos en manos de la Administración y las autoridades sanitarias, que van a decidir el plazo en que la actividad se pueda desarrollar de manera normal". La vuelta a la normalidad conocida hasta el 14 de marzo no se antoja próxima para el empresario. "Todos los indicios dicen que cuando acabe la cuarentena van a cercenar aforos, y abrir con un tercio tampoco es viable. Aparte del miedo que pueda tener la población, que la gente se retraiga", teme.

El sector sufrirá con especial rigor las consecuencias de la crisis, pronostica. "Se vaticinan unas cifras de paro brutales y el ocio es lo primero que se resiente en una situación de emergencia. Lo primero es comer y pagar los servicios básicos. Yo creo que el sector va a salir muy tocado. Mínimo hasta bien entrado último trimestre del año no empezará a funcionar con normalidad", comenta Vázquez y augura que "en el camino va a cerrar mucha gente que no va a aguantar". "La idea del Gobierno es que te endeudes para financiar los próximos cuatro meses. ¿Tienes que multiplicar tus ganancias para pagar las deudas? No cuadra", asegura, y advierte: "Ya somos un sector precario, que se sostiene con alfileres hace mucho tiempo. Llueve sobre mojado".