A la espera de que la famosa desescalada permita a la ciudadanía salir a algo más que a recados imprescindibles, para llenar la despensa o el botiquín, hay quienes se las han arreglado para cumplir a rajatabla los cuarenta días que llevamos de cuarentena sin salir de casa. También en A Coruña. Es el caso de María Milagros Larrosa, coruñesa jubilada a la que el estado de alarma pilló sola en su casa en la ciudad. Este miércoles salió por primera vez a hacer la compra al supermercado más cercano. En el caso de las familias con hijos, estas salidas han resultado más frecuentes, de al menos uno o dos días por semana.

María Milagros Larrosa Barros es una coruñesa a la que el estado de alarma la pilló en A Coruña, sola en su casa. Esta jubilada se las ha ido arreglando para llenar su despensa por medio de compra telefónica al supermercado sin salir de casa. "Aunque tengo un hijo en Oleiros, ya no pude ir para allá", explica en la cola del supermercado Gadis de Federico Tapia, donde hace el número cinco de espera. Tres puestos más adelante espera Lucía Santos Ferreiro que, carrito en mano, aprovecha un receso de su teletrabajo como empleada de banca para llenar la nevera. "Intentamos centralizar lo máximo posible las salidas y solemos ir al súper como muchísimo una o dos veces por semana". En su casa son tres de familia, su marido y una niña de quince meses. "Estoy deseando salir con ella", explica. "Es muy pequeñita y se ha pasado casi un cuarto de su vida en casa", explica a la vez que considera necesarios los paseos "para que les dé un poco de aire y, en caso de niños tan pequeñitos, un poco los rayos del sol, que son fundamentales".

En el interior del supermercado una mujer se protege con una mascarilla estampada hecha por ella misma. Es María Pérez Estrada, creativa y artesana que, ejerciendo como tal, se ha diseñado su propia protección. "Salgo una vez a la semana y aprovecho si tengo que ir a la farmacia, el mismo día hago todo". En su caso le esperan en casa dos hijos, uno universitario y otra de quince, y su marido. "Creo que igual (las salidas) deberían de ser hasta los 18 porque hay poca diferencia", afirma. María, afectada por el parón en su actividad laboral, cree que "la desescalada va a ser muy complicada" porque "somos muchos y hay mucha gente que va a salir a lo loco y si la cosa empeora, volvemos para atrás".

Ana Fernández Torres, comercial del sector turístico que ya teletrabajaba antes de la crisis (para una empresa online), está en el supermercado para hacer la compra a sus padres. "Estamos preocupados por la familia, por la gente mayor". "A mi madre no la dejaría salir a la calle, creo que hasta noviembre o diciembre no podrá hacer una vida independiente como hasta ahora". Valle García, arquitecto, también se encuentra en el recinto para llenar la nevera de sus padres. "Viven en este barrio, vengo en coche, la compro y se la subo con todas las protecciones", relata.