Como entre los servicios esenciales del estado de alarma no están los claveles rojos para lucir el 25 de abril, los que quisieron celebrar ayer el aniversario de la revolución del pueblo portugués tuvieron que tirar de ingenio. Hubo quien colgó la bandera roja y verde de la ventana y quien se afanó en dibujar un clavel para que se viese en su balcón. A las cuatro de la tarde, en varias casas y en las calles de la ciudad, sonó una confinada Grândola, vila morena.