El pesquero Miss Jacqueline II, matriculado en el puerto francés de Bayona pero con base en el de A Coruña, al que pertenece su armador, fue apresado el pasado domingo por las autoridades irlandesas cuando faenaba a 180 millas de la costa de ese país y trasladado al muelle de Castletownbere, donde permanece a la espera de que se le notifiquen las supuestas irregularidades que habría cometido.

Aunque las informaciones iniciales mencionaban que la detención del barco tan solo sería durante 48 horas, ayer aún continuaba en el puerto. "Estamos a la espera de ver de qué se le acusa", declaró ayer Juan Carlos Corrás, presidente de la Lonja de A Coruña, quien sospecha que la infracción presuntamente cometida por el pesquero "posiblemente sea una cuestión administrativa que se podría haber resuelto con sanción administrativa".

Según los datos recabados por Corrás, se trataría de un exceso de tiempo de inmersión de una de las caceas que forman parte de los aparejos del barco. El presidente de la Lonja estimó que el conflicto se podría haber resuelto con un aviso a las autoridades francesas, responsables de la actuación del buque, y no con su apresamiento y conducción a tierra.

Para Corrás, si finalmente la irregularidad detectada es esta, se trata de "un tema menor que no se tendría que haber resuelto con la retención del barco, con la consiguiente pérdida de actividad y la imposición de una fianza", por lo que consideró que la decisión de las autoridades irlandesas es "matar moscas a cañonazos".

El máximo responsable de la Lonja expresó su sorpresa por la detención durante el periodo de confinamiento de la población ante las medidas preventivas que se están adoptando en todos los países, ya que, a su entender, implica "llevar al máximo la legislación pesquera". En su opinión, el Miss Jacqueline II, ya que el envío al puerto supone un mayor perjuicio económico para el armador que el daño cometido con una presunta actuación irregular.

El barco detenido, que tiene 29 metros de eslora y 9 de manga, fue construido en el año 1962 en Francia, donde operó en el puerto de Boulogne, y vendido en 1997 a una empresa de capital español pero radicada en el puerto galo de Bayona que decidió transformarlo y establecer su base en A Coruña, desde donde ha operado hasta el momento. El incidente sufrido esta semana no es el primero al que se enfrenta este pesquero, ya que en 2008 sufrió un apresamiento anterior por parte de Irlanda ante las irregularidades que fueron apreciadaIrlandas "en la redacción del libro de pesca" y porque la posición de pesca emitida por la caja azul del barco no se correspondía con las coordenadas en las que se encontraba faenando la embarcación.

Al igual que ahora, el buque fue escoltado por un navío militar hasta el puerto de Castletownbere, en el suroeste de la isla, pero entonces se le impuso una fianza de 300.000 euros hasta comprobar que las acusaciones eran ciertas.

En 2013 el Miss Jacqueline II fue también detenido en aguas de Irlanda tras haber sido sorprendido faenando sin disponer de licencia para hacerlo. Según el dictamen de las autoridades comunitarias, el pesquero habría obtenido unas capturas de 104 toneladas de merluza durante el tercer trimestre de 2012, cuando solo podía hacerlo hasta el 30 de septiembre de ese año.

La sanción que se le impuso al armador, la empresa Galpeche, fue la prohibición de pescar en aguas europeas durante un año y fue calificada de ejemplar en el sector debido a que no existían precedentes de un castigo de esa dureza.