Luis Rodríguez Vaz fue entrenador del Deportivo en los años ochenta, y del CD Lugo y el Ourense en los noventa, pero la costumbre de hacer ejercicio le viene de más atrás. "Ya antes de ser entrenador, e independientemente de jugar al fútbol, siempre me ha dado por el trabajo físico" explica, aunque ahora, con 78 años, se limitaba "a caminar y a hacer algún trote borriquero". Aún así, antes del confinamiento no faltaba a sus tres citas diarias de caminata por la ciudad: una por la mañana, otra por la tarde, y una tercera después de cenar. A "buen ritmo" e intercalando, de vez en cuando, algún trote de unos pocos metros, el ex entrenador calcula que recorría todos los días unos diez kilómetros, lo que le venía bien, entre otras cosas, para regular el azúcar. En verano, lo complementaba con la natación, tanto en la piscina como en el océano".

"El confinamiento me lo ha cortado" afirma Rodríguez Vaz. Sale todos los días a comprar el pan y el periódico, algunas veces a la plaza o al banco, pero a partir de las 13.00 horas vuelve a casa y tiene que quedar encerrado hasta el día siguiente. Para no perder la costumbre, se dedicó durante estos días a "andar por el pasillo", un recorrido que ya tiene "talonado" en 70 pasos de ida y otros tantos de vuelta, pero que tiene el inconveniente de ser "enormemente aburrido". "He calculado que he bajado a la mitad el recorrido que solía hacer", señala. Con todo esto, el confinamiento se le ha hecho "un poquito complicado". "Es que me gusta caminar" resume el ex entrenador , y este deporte "es mi medicina".

Cuando se permita salir a andar, promete Rodríguez Vaz, "voy a hacer lo mismo que hacía antes". En el caso de que no pueda hacerlo más que una hora, "la aprovecharé completa, y seguiré trabajando en el pasillo". Con un importante cambio: llevará siempre mascarilla y guantes. "Recomiendo llevarlos" explica "los guantes son útiles al salir al caminar porque uno puede hacer un pequeño descanso, o apoyarse en algún sitio" , llevándose así para casa, inadvertidamente, los gérmenes.

Durante los paseos tendrá que mantener la distancia social, pero eso no será un problema para Rodríguez Vaz, que ya en tiempos normales caminaba solo y, aunque en su ruta siempre se cruzaba con muchos amigos, en el primer y último paseo de la mañana solo intercambiaba "un hola, hola y hasta luego, lo imprescindible"; detenerse a hablar le "rompía el ritmo". La misma costumbre de no romper el paso le lleva a decir que no saldrá a hacer ejercicio con su esposa, con la que convive y a la que le gusta ir a un ritmo más pausado; "puedo salir con ella a pasear, pero no a caminar", remacha.