No todos los sectores comerciales recibieron el mismo impacto del crack de la burbuja inmobiliaria de la década pasada, pero sí fueron afectados por sus consecuencias en el consumo de las familias. Lo notó en la calle de la Torre Roberto Taracido, dueño desde 1984 de la tienda de menaje de cocina y hogar y ferretería Taracido, que hace poco abrió otro local frente al original. "La ferretería clásica sufrió un palo grande y muchas se metieron en artículos de menaje. Yo pasé por la crisis de 2008 más o menos bien porque no tenía impagos, otros negocios lo vivieron peor", recuerda. Cree que doce años después "más sectores van a sufrir". "Todos vamos a salir más empobrecidos".

Taracido, que espera que las ayudas prometidas por el Estado "no beneficien más a las empresas grandes que a las pequeñas", alerta contra el alza de precios al que algunos sectores que no hayan tenido ingresos recientes debido al parón de la actividad por la pandemia del coronavirus puedan recurrir: "Tenemos que involucrarnos todos en la recuperación y conviene controlar mucho los márgenes de beneficio en los precios. No siempre es bueno lo que cuesta 1,5 euros ahora pase a costar 2 euros".

Para un negocio tradicional y arraigado en el barrio de Monte Alto como el suyo, cree que la crisis sanitaria va a enfriar la relación entre el cliente y el empleado. "Con las distancias marcadas en los comercios, la atención va a ser más rápida y la gente tendrá menos tiempo no solo para hablar en la tienda sino para hacer cola y esperar a ser atendido", prevé.