Ángel Gabín aprendió mucho de la crisis económica de 2008. "Yo crecí". La fórmula: reconducir su negocio. Es propietario desde hace 16 años de Asap Servicios Gráficos, en la avenida de Oza, que trabaja rotulación y decoración para profesionales de distintos sectores, locales comerciales y empresas de todo tipo. "Llegó aquella crisis y creí que me mantendría con lo que había ganado, pero se acabaron los ahorros, no cambió el rumbo de las cosas y tuve que reorientar el negocio o si no sobrevivía", resume.

Antes Asap trabajaba para empresas grandes y facturaba de 3.000 a 5.000 euros mensuales, pero estas cifras cayeron a 500 euros al mes a partir de 2008. "Pasé de trabajar con clientes grandes, que dejaron de pedir, a empresas pequeñas y bares y comercios. Popularizamos nuestros productos y captamos la atención de más clientes por ofrecer servicios únicos y especializados. Eso nos sacó de la crisis", cuenta Gabín.

Tiene ahora la esperanza de que, al tener su negocio solo dos trabajadores (él es uno de ellos) y no necesitar tanto como otros el contacto directo con los clientes, pueda sobrellevar la crisis que se avecina por culpa del coronavirus. Para ello recomienda medidas como las que a él le han resultado favorables: "Para aguantar hay que invertir en comunicación, darse a conocer mejorando la web, por ejemplo, para captar clientes nuevos sobre todo en sectores de alta competencia y centrarse en lo que a uno le hace único". Eso sí, a día de hoy saber si a Asap le bajarán los encargos "es una incógnita".