El guion podría estar sacado de una película. En un mundo en crisis por una pandemia, un pequeño grupo de personas se refugia en la naturaleza, sin contagiados, y con la ilusión de salvar a los demás, aunque sea a través de una llamada telefónica para levantar los ánimos. No se puede ver en cines, pero sí en la sierra de Gredos. Allí se encuentran las instalaciones de Mundo Consciente, un centro de retiros liderado por el coruñés Alberto Villar.

Cuando se decretó el estado de alarma por el coronavirus, cuarenta personas se encontraban allí conviviendo, meditando y conectando con la naturaleza. Un total de 32 decidieron quedarse para pasar ahí el confinamiento.

"El primer día tuvimos una reunión y decidimos que era una situación difícil y de crisis, así que queríamos aprovecharla lo mejor posible", cuenta Villar, que hace ya 20 años decidió organizar este tipo de "vacaciones" para que la gente "aprenda a disminuir el estrés y relajarse".

En esta pequeña "comunidad no planeada", como él mismo la llama, hay un niño de diez años y también un hombre de setenta. Hay amigos y parejas. Dicen que todos tienen claro el objetivo: ayudar. "Se nos ocurrió crear una línea telefónica para atender a todas las personas confinadas y que tuviesen algún problema, para escucharlas y acompañarlas", relata el coruñés.

Pero no fue suficiente. El grupo de Mundo Consciente quería ir más allá, y así fue cómo crearon los retiros online. "Es un programa que cualquier persona desde su ordenador puede ver y mejorar su calidad de vida", detalla el coruñés, que añade que, desde el centro, hacen "clases de yoga y de gimnasia" además de ayudar en la resolución de conflictos personales.

Para afrontar la cuarentena de la mejor forma posible, la comunidad se organizó y se repartió diferentes tareas, como la de preparar las más de 40 actividades que se ofertan. "Además, teníamos una hectárea y la empezamos a cultivar cuando esto empezó. Todo está a punto de florecer", expone un Villar emocionado. El coruñés asegura que se apoyan unos a otros, y tratan de llevar una rutina saludable. "Todos los días hacemos ejercicio físico, comemos muchas cosas crudas y de la zona y tomamos el sol", relata. La "suerte" de estar en la sierra de Gredos, en medio de la nada, es que pueden disfrutar de la naturaleza sin limitaciones.

Villar confiesa que la convivencia es "excepcional", aunque es inevitable que surjan ciertos conflictos. "Hay 32 personas juntas que no se conocían. Es normal que haya problemas, pero todo se soluciona con armonía. Es como un Gran Hermano, pero con un clima amoroso", resume.

Y con lo de Gran Hermano no solo se refiere a la convivencia durante 24 horas y al encierro, sino que también publican vídeos de su día a día en la página web. "Cada uno cuenta lo que le pasa, como un matrimonio que discute y muestra cómo se reconcilia", desvela el coruñés, que está cumpliendo "un sueño de niño", el de que "todo el mundo se lleve bien".

Mundo Consciente recibe "cientos de llamadas" de personas que están "en el exterior y necesitan ayuda". "Uno de los problemas más grandes es la soledad", sentencia Alberto Villar, que reconoce que su comunidad está viviendo "como en otro mundo", lejos de los contagios y las restricciones de movimiento.

El coruñés apunta que "los medios están centrados en el número de muertos y casos de infectados y cómo va a ser el desconfinamiento", pero defiende que también hay "daños colaterales" que afectan a un gran número de la población, sobre todo los relacionados con la salud mental. "Lo menos grave está más desatendido y es en lo que nosotros trabajamos. Gente deprimida o en soledad. Muchos tienen miedo al futuro", indica.

Villar "nunca" imaginó que esto podía llegar a pasar, que un grupo de personas se uniese en su centro para ayudar. "La gente nos dice que nuestros vídeos les transforman muchísimo. Aquí ha surgido una idea, como cuando Steve Jobs se metió en un garaje y creó Apple. Nosotros llevamos a miles de hogares una nueva forma de vida", concluye orgulloso.