Sergio Rodríguez abrió Entre Bateas en la calle de La Franja en el verano de 2017 con una ilusión por emprender que ahora se ha convertido en la angustia de decidir entre el cierre definitivo o pedir un segundo crédito para adaptar su local a todas las nuevas normas de seguridad e higiene, con la compra de mamparas y otro material, aunque tendría que eliminar la mitad de sus mesas debido a las dimensiones de su local.

Este hostelero ha tenido la suerte de poder vivir él y su hijo en casa de sus padres, lo que le supone un ahorro, y también ha contado con la fortuna de tener "una casera muy buena", que le ha perdonado el alquiler mientras dure este drama sanitario. Pero el problema es la falta de ingresos.

"Estoy yo solo y con estas nuevas normas para abrir, de separaciones de seguridad, me quedarían dos o tres mesas dentro, y tendría que cocinar, servir, desinfectar cada mesa cuando se marchasen los clientes, limpiar el baño y los pomos cada vez, gestionar pedidos... Es inviable. Aún así, me resisto a cerrar, estoy llamando al banco a ver si me darían otro crédito, pero por ahora me dan largas", cuenta Rodríguez. Con la dramática situación económica, con prácticamente dos meses sin ingresos, es difícil gastar dinero para comprar equipos, hacer adaptaciones en el local y adquirir grandes cantidades de material sanitario desechable (mascarillas, guantes, gel).

"Mi tipo de carta, que es de restaurante y de tapas, se presta menos a la comida de take away pero aún así me he puesto en las plataformas para ingresar algo. Ahora abro de una a tres y por la tarde de ocho a once de la noche pero a lo mejor tengo un pedido al día, trabajo solo para pagar los gastos de luz y agua. No entra dinero y casi estoy en negativo. O intentarlo o dejarlo todo", añade.

Este hostelero de A Coruña considera que si la hostelería tarda mucho en abrir con normalidad, a toda su capacidad, no podrá sobrevivir. Su momento fuerte, por la calle en la que está situado, es el verano.

"Contrato hasta a tres empleados, ahora ya no puedo hacerlo. En esta calle trabajas en verano para resistir el invierno y ya el pasado verano fue regular, así que ahora con todo esto, imagina. Si no hay turismo...".

Sergio Rodríguez ya recibió la primera ayuda del Gobierno para los autónomos en esta situación (un colectivo en una situación sangrante). "Pero los 350 euros me llegan para los gastos y el primer crédito que aún estoy pagando. No son ayudas, es un paro por cese de actividad que ya te correspondería", afirma.

"Por lo menos los gastos fijos, que podamos aplazarlos, que cuando se empiece se haga al 100% y se saque una guía para saber todas las normas porque yo ya me pierdo, y cambian de un día para otro", solicita este hostelero.