El Grupo de Investigación en Psicología Educativa de la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidade da Coruña desarrolla, desde mediados de marzo, un estudio internacional en el que abordan cuestiones como el bienestar y estrés parental durante el confinamiento. El proyecto, en el que también colaboran investigadores de Argentina y Ecuador, está dirigido por los doctores en Psicopedagogía de la UDC, Antonio Valle y Susana Rodríguez. La investigadora revela cuáles han sido los primeros resultados del estudio, que continuará activo hasta que el confinamiento llegue a su fin.

¿Con qué objetivo parte esta investigación?

Nuestra intención es establecer cuáles serían las características del confinamiento que podrían repercutir en mayor medida en los niveles de malestar físico y emocional, y señalar qué estrategias para el control de las emociones podrían estar más relacionadas con el bienestar de los individuos confinados.

¿Qué mecanismos de muestreo han utilizado?

En este momento disponemos de una muestra de casi 2.000 respuestas a cuestionarios y, como nuestra intención era que la investigación tuviese un carácter internacional para percibir la existencia de diferencias culturales, tenemos alrededor de un 10% de muestra estadounidense, otro de muestra mexicana, ecuatoriana, argentina? Además, hay un porcentaje importante de muestreo español.

¿Qué información ofrecen los primeros resultados?

Hay que destacar que se trata de primeros análisis y resultados preliminares. Algunos eran previsibles, como que las personas con un perfil económico medio-bajo o las que han perdido su empleo registran más estrés y que los que viven en entornos rurales tienen una tasa de estrés más baja que los de la ciudad. Pero también hemos observado otras cuestiones que nos parece interesante resaltar, como que los individuos que teletrabajan y que se desplazan a su lugar de trabajo de vez en cuando a lo largo de la semana tienen parámetros de estrés mejores.

¿Cómo ha repercutido esta situación en la calidad de vida de padres y madres?

Curiosamente, una de las preguntas con las que comenzamos este estudio trataba sobre si las personas con hijos a su cargo estarían más estresadas que los demás durante el confinamiento. Pero lo cierto es que los primeros resultados revelan que las diferencias de estrés entre padres y madres con respecto a aquellos ciudadanos que pasan el confinamiento sin hijos no son importantes. De hecho, hay que matizar que los sujetos que están con sus hijos muestran tasas de satisfacción personal más altas que los demás con respecto a sus vidas.

¿Cómo influyen las variables como el género de los padres o la edad de la persona, en la tasa de estrés?

Las mujeres registran una mayor tasa de estrés, pero suele ser algo frecuente en este tipo de estudios. Además, ellas contestan más a estas encuestas, así que hay que ser prudentes con los resultados ya que, en nuestra muestra, al menos un 75% de las respuestas proceden de mujeres. Respecto a la edad, hemos observado que los mayores de 35 años podrían tener tasas de estrés más bajas que los menores de 35. Los que no llegan a la cuarentena tienden más a auto inculparse por la situación, e incluso a consumir alcohol o drogas para sobrellevar el encierro.

¿Qué estrategias de control emocional han resultado ser más recomendables?

La reinterpretación cognitiva es una estrategia muy importante en sociedades latinoamericanas, como la argentina. Es una de esas herramientas que en España se están infravalorando y que podrían dar mejores resultados. Las mejores son aquellas que tienen que ver con concentrar los esfuerzos en adaptarse a la situación y a ver el lado positivo. Tampoco podemos descartar los recursos que muchos sujetos ven en la religión o en las creencias.

¿Varían las tasas de estrés en función del tiempo de confinamiento?

Sí. Los picos de estrés más altos se dan durante las semanas 2 y 3 de confinamiento, mientras que las tasas registradas en las semanas 5 o 6 son mucho más bajas. Esto sucede porque a partir de la segunda semana llega el período de acomodación. Sin embargo, es posible que a partir de la séptima semana vuelva a aumentar, porque habrá transcurrido mucho tiempo de encierro.

¿No saber gestionar las emociones en estos momentos puede acarrear consecuencias entre los ciudadanos?

Sí. El hecho de no saber interpretarlas o sobrellevarlas psicológicamente o de sufrir mucho estrés emocional o fisiológico puede traer repercusiones. Entre ellas, procesos depresivos.