El alcalde de Sanxenxo expresaba, hace dos días, su intención de parcelar la playa de Silgar en cuadrículas, con el fin de asegurar la distancia social entre los usuarios del arenal ante la inminencia de la temporada veraniega. Una propuesta que resultó familiar a muchos coruñeses, ya que recordó a esa costumbre, tan arraigada entre los adeptos a los festejos del San Juan, de vallar de forma rudimentaria sus propios espacios para erigir las hogueras en la noche más larga del año.

Una destreza entrenada con los años que no será posible, no obstante, llevar a la práctica este verano, debido a los elementos que caracterizan la morfología de las playas coruñesas, que hace imposible que el modelo llegue a funcionar. "Nuestras playas tienen una pendiente importante, exceptuando Oza y Lapas, que se ve incrementada por la fuerza del oleaje", explica la concejala de Medio Ambiente, Esther Fontán.

Una circunstancia que diferencia a los arenales coruñeses de playas del sur como Samil o Silgar, que no sufren los efectos de las mareas vivas de la forma en la que ocurre en Orzán o Riazor. Las subidas de la marea, con los arrastres de arena que comportan, ocasionarían modificaciones diarias en la playa, lo que complicaría la señalización de las secciones. "No se puede poner sinalética diferente todos los días, sean cintas, palos o banderas, y moverlas según baje o sube la marea. Tendríamos 30 parcelas por la mañana y 60 por la tarde, por ejemplo", señala Fontán.

Otro de los hándicaps que acarrearía la parcelación sería una mayor dificultad a la hora de limpiar los arenales, una cuestión a la que el Concello dará total prioridad este verano y que comenzará, como cada año, el próximo día 18. "Si antes era importante, ahora la limpieza es fundamental, desde Medio Ambiente estamos estudiando el comportamiento con respecto a los residuos", confirma Fontán.

En esta línea, la concejalía ha tomado la decisión de prohibir el tabaco en todas las playas de la ciudad, una norma que estaba prevista inicialmente para empezar a aplicarse este verano en Oza y Riazor, pero que finalmente se hará extensible a todos los arenales. "La colilla va a la boca, está sostenida por una mano y luego va al suelo, puede tener un nivel de infecciones muy alto", explica la concejala, que recomienda a la ciudadanía que trate de aplicar la norma también en parques, jardines o aceras.

Aunque, por ahora, se permiten los paseos por la playa, siempre que se mantengan las distancias, así como las actividades acuáticas de tipo deportivo como la natación deportiva o el surf, lo que excluye el baño, el futuro del ocio veraniego es todavía una incógnita. El Concello diseña sus medidas, en coordinación con las áreas de Medio Ambiente de otros municipios de costa, a la espera de la normativa gubernamental que siente un criterio.

"Intercambiamos opiniones y experiencias con otros ayuntamientos, pero siempre supeditadas a la normativa estatal y de la Comunidad Autónoma", añade Fontán. Disposiciones que, posteriormente, podrían adaptarse a la morfología de los arenales de cada territorio, aunque comportan una serie de problemas comunes.

"No es una cuestión fácil, hay temas que plantean dificultades, como la utilización de las duchas, estamos todos los concejales de Medio Ambiente dándole vueltas a esa cuestión", asegura Esther Fontán, que confirma que existe la idea de constituir, con la participación de Seguridad Ciudadana, una comisión para empezar a coordinar las diferentes posibilidades con respecto al futuro. "Haremos una campaña intensiva para que nada vaya a la arena, pondremos papeleras, siempre fue un tema de higiene y salubridad", confirma Fontán.