La desescalada está dejando en la ciudad imágenes insólitas, como la de un hombre que, el pasado lunes, decidió llevarse a su perro de paseo, para que pudiera hacer sus necesidades y espabilarse un poco, en su tabla de paddle surf, para que pudiese ver, como él, O Parrote desde el mar. El perro parecía encantado con la salida de casa y con el paisaje, sentado en la tabla mientras su amigo humano remaba. Quizá sea una costumbre que tenían ya antes de que el coronavirus irrumpiese en el día a día de la ciudad, pero las prisas o los horarios no mostraban la escena con tanta claridad.