Gel desinfectante, guantes, mascarillas, mamparas de protección, planchas de vapor y hasta una máquina de rayos ultravioleta. Sin duda, ir de compras ya no es lo que era, pero toda precaución es poca para combatir el coronavirus, y los propietarios de los comercios de ropa que han vuelto al ruedo esta semana lo saben bien.

María Aldalur, responsable de Nima Shop, ya ha recibido a sus primeros clientes con cita previa tras aplicar todas las medidas de protección en su local, y confirma que ni el confinamiento ni la inminente crisis económica han logrado frenar el gusto por la moda de los coruñeses: "En la tienda hemos realizado envíos cada día de la cuarentena, tanto a A Coruña como a otras ciudades de España y del extranjero. Ahora, con la reapertura, estamos atendiendo citas durante toda la mañana".

Regalos y nuevos modelos para retomar la vida social es lo más buscado entre los expositores de los pequeños establecimientos. Sin embargo, el afán por querer regresar lo antes posible a la normalidad es, según Andalur, como un arma de doble filo para el sector. "Todas las medidas que nosotros tomamos en la tienda no sirven de nada si la gente no es responsable en la calle. A nivel comercial podemos evolucionar durante esta etapa porque hay mucho interés y ganas de comprar, pero un rebrote o un nuevo parón podrían ser fatales", comenta.

Para muchos de los comerciantes esta es la primera crisis que experimentan al frente de su negocio. Para otros es la segunda. Es el caso de María Fernández, la propietaria de la tienda de ropa de segunda mano de la plaza del Humor, Vintage and Coffe: "Abrimos en 2011, en plena crisis económica. Era arriesgado, pero era una oportunidad. Tras mucho trabajo aquí estamos, nueve años después". Para esta emprendedora, el secreto para resistir el impacto de la pandemia reside en "el esfuerzo, en tomárselo con calma y en replantearse los hábitos de consumo". Al igual que Andalur, Fernández también reivindica la importancia de las redes sociales y de las páginas web de las tiendas de ropa locales, fundamentales para sobrellevar la desescalada.

"La mayoría de la gente responsable no quiere acercarse aún a los comercios, así que somos nosotros los que tenemos que acercarnos a ellos. En nuestro caso somos una tienda pequeña, pero tenemos una presencia importante en internet", explica Fernández.

El tiempo de confinamiento ha resultado ser muy positivo para quienes todavía no se habían subido al carro de las nuevas tecnologías. Así lo cuenta Iria Romero, una de las propietarias de la concept store Greca, que asegura que la cuarentena ha sido "como un respiro para reinventarse". "Hemos vivido un cúmulo de emociones: desde miedo por afrontar gastos sin tener ingresos, hasta alivio, porque por fin tuvimos tiempo para encontrar ideas nuevas, para ser creativos, para buscar otros proveedores y para mejorar nuestra presencia online", cuenta Romero, que en estas semanas ha realizado hasta tres cursos de marketing y posicionamiento en redes sociales.

Aunque la incertidumbre se cierne sobre el futuro del pequeño comercio, las buenas sensaciones recibidas tras la reapertura y el cariño de la clientela han sido suficientes para insuflar ánimos a los responsables de los establecimientos de moda. El negocio de Alejandro Lorenzo cumplió su primer aniversario el pasado 6 de abril y aunque sus puertas todavía permanecen cerradas, los clientes de The Lorenzo's ya se preparan para ser los primeros en la reapertura. "Estoy ultimando los preparativos para abrir esta semana y durante estos días me han escrito muchas personas para pedirme cita previa y para decirme que en cuanto abra se pasarán por aquí. Con esto veo que la gente no solo va a consumir, sino que le tiene cariño a los comerciantes de la zona", dice Lorenzo.

No es el único que confía en la conciencia social. Teresa Lorenzo, de Gotas de Lluvia, también ha recibido cientos de mensajes de apoyo, y mantiene la esperanza de que los clientes colaboren para mantener a flote a las tiendas locales. "Sobreviviremos a esto. La gente está concienciada con respecto a nuestra situación, y en estos momentos el pequeño comercio ofrece ciertas ventajas sobre las grandes superficies, como el trato personalizado y un gran control sobre las medidas de protección, que dan seguridad a los clientes", concluye.