Para Claudia, María, Iván y Enrique, este iba a ser un cuatrimestre diferente. En febrero empezaban sus estudios de convenio bilateral en Chile, quedaban por delante meses de experiencias nuevas y viajes irrepetibles: nada parecía augurar que, tres meses más tarde, estarían atrapados en el país con nulas posibilidades de regresar a sus hogares.

Los cuatro, estudiantes de Derecho y ADE en la Universidade da Coruña, han agotado todos los recursos a su alcance desde marzo, momento en el que, a la vista de la situación de emergencia en la que comenzaba a sumirse Europa, empezaron a temer por su porvenir en el país. La posibilidad de un cierre de fronteras en abril hizo que tomasen la determinación de apresurar su retorno. "Llamamos al Consulado y nos dijeron que no nos preocupásemos, que era una medida para turistas. Parece que se rieron de nosotros", denuncian. En abril, las noticias que iban llegando eran de todo menos alentadoras: los vuelos internacionales empezaban a cancelarse y las posibilidades de volver eran cada vez menores. Es por eso que cuando se enteraron, por parte de otro estudiante, de la posibilidad de retornar a España en un vuelo de repatriación fechado para el 10 de mayo, se apresuraron a realizar los trámites necesarios.

Para su sorpresa, la solución que recibieron al ponerse en contacto con el Consulado fue que trasladasen su situación por correo electrónico, sin pedirles datos o documentación alguna. No recibieron respuesta. "Encontramos en internet a gente que iba a ir en ese vuelo, nos dieron información sobre las gestiones que teníamos que realizar", explican. Aunque enviaron sus datos con ocho días de antelación, llegaron tarde, ya que el plazo se había cerrado el día anterior. "Solo aceptaron a la gente que presentó la documentación hasta el día 1. El 4, pusieron en sus redes que ese vuelo seguía disponible, cuando ya teníamos noticias de que estaba lleno", añaden. Por si no fuera suficiente, más tarde se enteraron de que en dicho vuelo, gestionado por la Embajada española, viajaban al menos 100 ciudadanos europeos que pretendían volar desde España a sus respectivos países.

Esperan, desde entonces, a que los organismos les ofrezcan una solución a su situación, cada día más hastiados y con menos esperanzas de regresar. "Nos da miedo no poder volver hasta octubre, no hay vuelos comerciales y los que ponen las aerolíneas los cancelan al día siguiente", relatan. Se sienten desatendidos por parte de un Consulado, que desoye sus demandas y los ha dejado sin opciones en el país latinoamericano, que atraviesa ahora mismo uno de sus peores picos de contagios.

"Lo último que supimos fue que el Ministerio de Exteriores no tiene pensado poner más vuelos de repatriación", alegan. "Sabemos de mucha gente que está en la misma situación, con problemas de verdad, que necesitan volver". Los contratiempos derivados de su estancia forzosa no son pocos, ya que el visado y el seguro médico que obtuvieron a su llegada vencerán a comienzos del verano, fecha para la que estaba fijada su vuelta.

De tener que permanecer en el país más tiempo del convenido, la diferencia horaria puede convertirse en un problema, ya que habían acordado regresar antes de la finalización del curso para realizar en A Coruña sus exámenes de recuperación. "Hay uno que tendré que hacer a las cuatro de la mañana, con una conexión a internet nefasta", protesta una de ellas. "La boda de mi hermano es en agosto, no quiero perdérmela por nada del mundo", añade otro.