La suspensión del San Juan, de la que la alcaldesa Inés Rey ha señalado que "es más que probable y evidente que no se va a poder celebrar", se da por hecha. Pero el Ayuntamiento, al contrario que otras ciudades como Vitoria, Ourense y Madrid, no ha cancelado las fiestas de María Pita de agosto, ni ha planteado de qué manera se adaptarían en caso de que pudieran celebrarse. De acuerdo con fuentes municipales, los festejos "dependen de las decisiones que se adopten con respecto al estado de alarma". El Concello está "valorando pormenorizadamente la situación para activar alternativas que sean viables dentro de las restricciones".

El principal problema es el de mantener la distancia social en eventos con afluencia masiva. Por una parte, esto fuerza a disminuir los aforos: en Santiago, por ejemplo, se estima que en el Obradoiro entran unas 800 personas respetando las distancias de seguridad, en vez de las 15.000 normales. Las nuevas normas de la fase 2 de la desesalada, a la que aspira Galicia, permiten actividades al aire libre, pero limitan el aforo a un tercio del habitual, hasta un máximo de 400 personas. Por otra parte, obligaría a las fuerzas policiales a fiscalizar el cumplimiento.

Aunque en Galicia ya han caído muchas celebraciones y ferias gastronómicas que coincidieron con el estado de alarma o estaban previstas para el mes de junio, los mayores municipios gallegos comparten la indeterminación coruñesa de cara a los grandes eventos del verano. La excepción es Ourense, cuya alcaldía suspendió ya el mes pasado todas las fiestas hasta el mes de noviembre (cuando se espera la del patrón de la ciudad, San Martiño). En Lugo se ha cancelado el Arde Lucus, previsto para junio, pero por el momento no hay nada decidido para el San Froilán, en octubre, y el Caudal Fest, de septiembre. Sí se ha pospuesto esta misma semana el festival Resurrection Fest, previsto para este 30 de junio y que no se realizará al menos hasta 2021.

En Vigo, agosto es, como en A Coruña, el mes grande de las fiestas, con la procesión del Cristo de la Victoria el primer domingo del mes. La Alcaldía ya ha renunciado a grandes conciertos: el de Sting, en el que preveía concentrar a 150.000 personas en Castrelos, se ha pospuesto hasta el próximo año. Pero el alcalde Abel Caballero no ha renunciado a la música en directo, y ha apostado por "aprovechar esto para darle un nuevo contenido a la cultura local de Vigo". En Pontevedra, la alcaldía afirma que conservará el calendario "hasta última hora". La realización de la fiesta taurina de la Peregrina, que se celebra en torno a la segunda semana de agosto, se decidirá a principios de julio. En Vilagarcía ya se han suspendido actividades de agosto.

Ya en la provincia de A Coruña, Santiago mantiene las celebraciones del Apóstol, y el alcalde, Xosé Sánchez Bugallo, señaló esta semana que solo se plantea suprimirlas "en el caso de que hubiera un rebrote" del virus. Sí se han cancelado, esta semana, los conciertos de O Son do Camiño, que se iban a celebrar del 18 al 20 de junio. Las celebraciones de agosto de Ferrol no se han suspendido oficialmente.

La situación de las fiestas varía a lo largo de la geografía nacional. Madrid, epicentro de la epidemia, ha cancelado todas las fiestas hasta noviembre, y dedicará el dinero a la lucha contra el Covid. Barcelona mantiene las fiestas de la Mercé, en septiembre, aunque la alcaldía apuesta por reinventar el formato. En el País Vasco, Bilbao, Vitoria y San Sebastián pactaron suspender las fiestas estivales. Los Sanfermines de Pamplona caen por primera vez desde 1938, pero la alcaldesa de Zaragoza ha prometido que habrá fiestas del Pilar, y Málaga ha invertido esta semana 600.000 euros para las fiestas de agosto.