Primero vino la incertidumbre, después, intentar echar pie a tierra y seguir adelante, con la guitarra entre las manos y la pantalla como aliada. La cantautora Silvia Penide inició hace poco más de una semana un nuevo proyecto de canciones dedicadas que ha tenido como receptores desde un niño de tres años que estaba de aniversario y cuyo nombre decía en la letra -a falta de una gran fiesta con sus amigos- a la escritora Rosa Montero, que compartió en sus redes sociales el regalo que le hizo una amiga, la canción Amo.

"La idea me la sugirió Tom Trovador, que es un músico que vivió en Galicia mucho tiempo, pero que ahora está en Mallorca y, como somos muy amigos, hablamos para preguntarnos qué tal estábamos llevando el tema de habernos quedado sin trabajo. Yo me iba a tocar el 12 de marzo a Verín y ese mismo día se cayó el concierto. Él me contó que estaba haciendo videocanciones y que le estaba yendo muy bien y me dijo que probase. Ese día puse un post en Facebook por ver qué pasaba y tuve ya muy buena respuesta y varios encargos y, a partir de ahí, ya casi todos los días grabo un par de canciones desde el sofá de mi casa", explica Penide, que se define como la "mensajera".

Porque son sus seguidores quienes bucean en su discografía para pedirle que cante su canción preferida para autorregalársela y saber que, esta vez sí -aunque ya lo pensasen antes-, Reventaba o Animal llevan su nombre. "Hay de todo, desde la gente que me conoce y tiene muy claro que quiere una canción determinada para una persona concreta porque ha sido importante en sus vidas y sabe que le va a hacer ilusión que yo también le hable en el vídeo, hasta otras personas que solo conocen una canción mía y me preguntan. Una chica, por ejemplo, le quería regalar una canción a otra que se había recuperado de una enfermedad larga y complicada me dejó elegir qué decir y qué cantar", relata Penide, que sabe que forma parte de la banda sonora de muchas personas y que les ha acompañado en eternas tardes de estudio, pero también en festivales, en noches de risas y en alguna que otra resaca.

Desde el sofá de su casa, que tanta música ha escuchado, canta ahora a las personas que la siguen del otro lado del ordenador. "Me he reencontrado con canciones que hacía muchísimos años que no tocaba, hubo quien me pidió temas de mi primer disco y que no toco desde hace veinte años. Es muy bonito, porque me reencuentro con la Silvia de los veintipocos", reconoce. Le ha servido también para mirar hacia dentro. "Ahora valoro mucho más mi profesión. Si ya era un mundo complicado, ahora mucho más. Y me reafirmo. Trabajo en lo que quiero trabajar, soy lo que quiero ser, tengo los compañeros que quiero tener. A nivel personal, he vivido mucho tiempo con lo justo y había encontrado el equilibrio perfecto y me reafirmo en ese paso que di hace mucho tiempo de vivir en el alambre", sentencia.

Este viaje sin salir de casa la ha llevado a Madrid y a entrar salones y despachos que ella no puede ver, pero que sabe que la están esperando porque se lo demuestran también sus seguidores comprando sus canciones en formato digital, aunque tengan ya los discos, o regalando Chantilly, una canción que nació durante el confinamiento.

En su agenda está marcado el 11 de julio, que es la fecha en la confía en que será su primer concierto. Mientras no pueda subirse a un escenario, seguirá atendiendo correos en info@silviapenide.com,info@silviapenide.com donde habla con sus seguidores y les comenta las condiciones de estas videocanciones. "Cada encargo es especial, la parte económica es la que menos prima porque hay peticiones que son preciosas. Esta mañana [por ayer] he tenido que parar dos veces de grabar una canción porque me emocionaba, porque, aunque no les vea la cara, para mí están ahí", reconoce. Para ella, cantarles es una manera de decirles: "Espérame, que nos vemos pronto".