Está en esa voz del móvil a la que se acude en busca de la cafetería más cercana, y en los coches autónomos que prometen librar del tedio de los viajes largos al conductor. Pero no en los planes educativos de los jóvenes que, como ya hacen hoy con sus smartphones, convivirán con ella cada vez más en su vida cotidiana. La inteligencia artificial (IA) es un presente a medias, que no se cuela hasta los estudios superiores en forma de temario. La Universidade da Coruña (UDC), dentro del proyecto europeo de innovación educativa AI+ Developing an Artificial Intelligence Curriculum adapted to European High School, está volcando esfuerzos para repintar el panorama, y ofrecerles a los estudiantes la posibilidad de sumergirse en las tripas de la robótica antes de pisar las aulas de sus campus.

La institución ha sido una de las seleccionadas dentro del programa Erasmus+, por el que el Servicio Español para la Internacionalización de la Educación (Sepie) le concede 371.512 euros para diseñar una asignatura básica de IA para alumnos de Bachillerato. El proyecto lleva ya unos meses en el horno, de la mano de un equipo de tres profesores y personal técnico vinculado al Grupo Integrado de Ingeniería (GII) que trabaja desde diciembre en el Campus de Ferrol. Según el coordinador de la cuadrilla, Francisco Bellas, se trata de "una de las primeras iniciativas que existen para hacer una materia de IA a nivel europeo", que colegios de todo el continente puedan adaptar como temario propio durante dos años. El resultado será "un libro digital" que permitirá a los maestros preparar sus lecciones, y explicar a los alumnos "cómo funciona por dentro lo que se van a encontrar en su ocio y su trabajo".

"Si saben qué es lo que pasa dentro de un sistema, podrán decidir si se pueden fiar al 100% o si le pueden hacer alguna mejora. El futuro va hacia la inteligencia artificial, y cuando se produzca la transición, debemos tener profesionales preparados para ello", apunta el responsable. "Cinco o diez años" es lo que calcula que tardará en producirse la conversión, por lo que "está bien empezar ahora". Las cifras le dejan un margen holgado a la UDC, que prevé para 2022 (tiene un plazo de tres años) la conclusión del proyecto, que podría a partir de entonces empezar a aplicarse de forma voluntaria.

La entidad planea articular doce lecciones, de las que lleva desarrolladas cuatro. Dos ya las han probado en el terreno, gracias a la asistencia de seis centros de Secundaria y Bachillerato ubicados en distintos puntos de Europa. Entre el 2IIS A-Ruiz de Italia, el Viesoji istaiga Panevezio Profesinio Rengimo Centras lituano, el Solski center Velenje de Eslovenia y el finlandés Joensuun yhteiskoulun lukio, se esconden dos muy próximos, situados en A Coruña. El colegio A Xunqueira (Fene) y el David Buján (Cambre) fueron unos de esos pocos, a nivel europeo, "avanzados en temas de robótica", y que contaban con una base que les permitiera ejercer de usuarios beta en el programa.

Y es que la principal dificultad, indica Bellas, es "cómo explicar temas complicados a alumnos que no tienen conocimientos técnicos". "Te puedes encontrar con estudiantes con una base matemática pobre, por eso nos centramos en las especialidades de ciencias en Bachillerato", explica el coordinador. En cada centro, quince alumnos de entre 15 y 17 años ponen a prueba los materiales facturados en la universidad, y envían sus impresiones para que el equipo pueda adaptarlas. Los estudiantes se valen muchas veces de sus propios móviles, un modo de "no cargar a los colegios con un coste muy elevado", y de hacer la asignatura "más práctica que técnica".

"Nos estamos centrando en usar cámaras que reconozcan caras, aparatos como Siri o Alexa y muchas aplicaciones que ya existen para que no tengan que ir a las tripas", señala el responsable, que vertebra la materia en apps para smartphones, robótica inteligente y la interconexión de dispositivos en el conocido como Internet de las cosas. El conocimiento lo absorben los alumnos, pero también los maestros que lo imparten, otro gran campo de batalla en la carrera tecnológica. Una remesa de trabajadores versados en IA requiere, según el experto, de profesores que la hayan comprendido antes, y que reciban para ello una formación que "ahora no tienen".

Galicia, posible pionera

La iniciativa de la UDC surge de un documento de la Comisión Europea, que instaba en 2018 a la creación de un Plan de Inteligencia Artificial aplicable en todos sus países miembros. Uno de los primeros en llevarlo a la práctica podría ser España, desde su esquina en Galicia. El coordinador de IA+ pretende "presentar el proyecto a la Xunta cuando esté más avanzado", y proponerle que "implante una asignatura de IA de forma optativa". Los institutos interesados podrían solicitarla e instaurarla como optativa en sus últimos cursos, y servir de prueba para una futura expansión por el resto del Estado.