Con los cuadros desinfectados "uno a uno", y el escaparate incluso más engalanado que de costumbre, las galerías de arte han vuelto al ruedo con la esperanza de coger ese oxígeno que el confinamiento tanto les ha robado. Pero, al menos por el momento, las bocanadas son más bien escasas. Hace dos semanas que estos negocios mantienen sus puertas abiertas, pero algunas, como la directora de Xerión, Ana Souza, siguen pasando "noches enteras en blanco". La emergencia sanitaria ha mermado los frágiles bolsillos de sus clientes, todavía tímidos en sus visitas, y los locales auguran una recuperación lenta de aquel ritmo de cócteles y exposiciones en el que nadaban antes de la pandemia.

La fase dos, que ha comenzado este lunes, es para muchos motivo de esperanza. "Van a comenzar los bautizos y las bodas, y se va a empezar a mover todo de nuevo. A mí me ha llamado gente que tiene ganas de venir, así que no hay que ser derrotista, porque todo el mundo quiere volver a lo suyo", dice Souza. En la galería Artbys, situada en San Andrés, el regreso de las celebraciones ya ha comenzado a hacer su magia, según indica Camilo Chas. El dueño lleva "un par de ventas" en concepto de obsequios por enlaces, porque "la gente hace el regalo, aunque no el banquete", y ahora, asegura "es un momento excepcional para comprar arte".

La razón son los descuentos con los que los locales tratan de atraer al público, algunos del "40 o 50% respecto al precio anterior". "Nunca se ha podido comprar a estas cifras, y hay coleccionistas que están aprovechando", informa Chas. Su local ha recibido sobre todo a sanitarios, que "dicen que han trabajado mucho y les apetece darse un capricho". En un momento delicado como el actual, la opción más común es ir "a lo seguro" y optar por "grandes firmas" como Lugrís, Abelenda o Xaime Quesada, que integran el fondo de galería.

Las piezas que almacenan los locales están siendo su soporte principal esta temporada. Con el confinamiento se cancelaron los planes de exposiciones, y solo algunas se han atrevido a inaugurar una nueva muestra a estas alturas de la desescalada. En otras, como en Xerión, todavía cuelgan de las paredes los óleos de Barahona, una selección de obras que se vio obligada a clausurar por la epidemia en marzo, un día después de su apertura.

La responsable del negocio prevé reanudar en julio la normalidad en sus exhibiciones. Para ello prepara una muestra con estampas de Luis Pardo, cuyos retratos de A Coruña no pudieron ver la luz en abril. Asegura que ya tiene algunas obras reservadas, aunque de momento "sin venta, porque la gente quiere verlas en directo". Pero en la galería, lamenta, "no se mueve ni una pluma". "No hay movilidad, esto ha sido un tremendo parón. Me paso más tiempo limpiando que trabajando, porque hay mucho miedo", cuenta Souza.

Cuando se declaró el estado de alarma, y hubo que bajar la verja, ella también pasó temor. Afirma que le rondaba la "ansiedad", y que le atenazaba el pánico porque "no me dejaban ir a vigilar las obras". Hoy esa sensación sigue, porque "estamos todos viendo a ver qué sucede". El coronavirus ha suprimido los paseos de aquellos curiosos que tantas veces acababan en caja y, aunque cualquiera pueda entrar ya con libertad, pocos lo hacen sin cita previa.

La situación se ha traducido en un acusado descenso en el número de ventas. "Antes teníamos a cinco o diez personas al día, pero ahora visitas no hay. Todo el que viene lo hace con tratos ya encauzados, y también han desaparecido los turistas, un público muy importante para nosotros", apuntan desde Artbys. Durante el mes de abril, la galería facturó "un 35% de lo habitual", y cuenta con cerrar mayo con "un 60 o 65%". Su caso es con todo positivo, ya que mantuvieron durante el confinamiento su trabajo online, en el que ofrecen un sistema de subastas para la venta de arte.

El servicio está actualmente muy demandado, porque "la economía se está resintiendo y hay gente que necesita vender rápido". Pero el exceso de oferta tiene doble filo. Chas asegura que aún es pronto para conocer el efecto que el Covid tendrá en el mercado del arte, pero por el momento "estamos vendiendo al precio que comprábamos" y "hay que trabajar el doble para ganar la mitad". La galería pide ayudas de tipo impositivo, como una reducción del IVA y "un apoyo de difusión institucional", mientras que Souza, desde Xerión, aboga por préstamos a fondo perdido.

A la espera de que se aclare el horizonte, las galería se arman de guantes, mascarillas, y mucha paciencia. Aseguran al público que puede acudir a sus locales "con tranquilidad", para alegrarse un poco el alma en tiempos de pandemia.