En un momento en el que el futuro es incierto, la nostalgia por el pasado viene pisando más fuerte que nunca, y ni si quiera una pandemia ha sido capaz de frenar a los fans coruñeses de la pop culture. El merchandising de Dr. Slump, Dragon Ball, Super Mario y Studio Ghibli ha arrasado en las ventas de La Liada, la tienda friki de la calle Alcalde Canuto Berea, que reabrió sus puertas recientemente. Su propietaria, Lía Gimeno, cuenta que le ha cogido por sorpresa: "Cuando volví a abrir la tienda creí que la gente iba a venir a comprar regalos para los cumpleaños de los niños. Pero no ha sido así: estoy vendiendo casi todo a adultos de entre 30 y 40 años".

La Liada cumplió su primer aniversario a principios de este mes, en pleno confinamiento. Comenzó siendo una tienda de regalos originales, pero a lo largo del año se ha convertido en todo un referente para el mundo friki de la ciudad, y no hay ni un viandante que no se pare a echar un vistazo a sus llamativos escaparates, en los que se pueden encontrar desde productos de Star Wars hasta de Sailor Moon, pasando por Harry Potter, Stranger Things, Nintendo y los ídolos del K-pop. "Tuvimos un recibimiento muy bueno. Desde la tienda escuchaba a la gente que pasaba decir: 'Mira, la tienda de mis sueños'. Y para mí eso era muy guay, me motiva y me encanta oírlo", comenta Gimeno.

La llegada de la Covid-19 lo ha cambiado todo, pero la ilusión de la propietaria por su negocio permanece intacta: "Cada vez que llega un paquete con stock nuevo es como el día de los Reyes Magos para mí". La paralización de la producción dio lugar a que la crisis llegase antes a los proveedores de La Liada, que entre los meses de enero y febrero apenas podían suministrarle a Gimeno el stock necesario para la tienda. Por aquel momento era un problema, pero a día de hoy fue un golpe de suerte. "Eso me salvó, porque si hubiese hecho una inversión grande como la que suelo hacer cada mes y me cerrasen la tienda con todo el stock nuevo habría sido la hecatombe", explica.

Gracias a la ayuda recibida y a que su casero le rebajó el coste del alquiler durante el confinamiento, Gimeno ha podido mantener su negocio a flote sin ningún problema, y la vuelta al ruedo, aunque diferente, ha sido positiva. "Las personas ya no entran a la tienda a preguntar ni a mirar. Ahora lo que funciona bien es el Instagram: desde ahí ven nuestros productos, los encargan y vienen a la tienda solo a recogerlos. Es un trato mucho más frío, aunque intento hacerlo más personal resolviendo todas las dudas que surgen por redes sociales", detalla la propietaria.

Sin embargo, la gerente de la tienda de pop culture no está libre de preocupaciones, y teme que, en un futuro no muy lejano, un repunte de contagios vuelva a amenazar la estabilidad del sector. "Yo confío mucho en la gente y en que va a abogar por cuidar al pequeño comercio, pero me da miedo pensar que en septiembre u octubre pueda haber un rebrote si no se siguen las normas de prevención", concluye.