Desde que estalló la emergencia sanitaria, los forofos del fútbol ya no se juntan para disputar partidos, y algunas zonas de juego han empezado a presentar las consecuencias del abandono. Es el caso de los campos de la Torre, en los que los jugadores han sido sustituidos por actores más peculiares. Una gran bandada de palomas se asentó ayer sobre su superficie, conquistando el espacio que antes pertenecía a los humanos como ya hizo durante el confinamiento con puntos como María Pita. A la próxima pachanga no le costará hacer que levanten el vuelo, pero será difícil librarse de su regalo: un buen montón de deposiciones.