"Aprovechar la experiencia forzada de este curso" por la pandemia para "dar un salto adelante" y "consolidar algunos cambios estructurales en la docencia". Esa filosofía motiva que las universidades gallegas estén dispuestas a integrar los entornos de enseñanza digitales. Aunque la Consellería de Educación ha retirado su propuesta para promover en el Sistema Universitario de Galicia (SUG) la docencia mixta, en la que los rectores gallegos detectan "lagunas", sigue dispuesta a un "punto de encuentro" y desde los campus coinciden con la Administración en el objetivo de "poder implantar modalidades de enseñanza no presencial o semipresencial en el futuro". No obstante, matizan: "En aquellas titulaciones que las universidades consideren". Es decir, no están predispuestos a su generalización.

Lo primero que preocupa a las universidades gallegas es septiembre, en un contexto en el que es "más que previsible" que la actividad presencial esté condicionada por adoptar medidas de distanciamiento social". De ahí que se preparen para afrontar "nuevas situaciones de emergencia" y que a la vez crean que las medidas incluidas en su plan de "impulso y consolidación de las competencias digitales" sirvan para "complementar y fortalecer, en una situación de normalidad plena, sus sistemas de enseñanza presencial".

Ante todo, reivindican el carácter presencial del SUG, pero sería compatible con incorporar de forma "estructural" soluciones "no presenciales" desde la "autonomía" de cada universidad. Además, inciden en que algunas medidas conllevan "cambios sustanciales" e instan a una "implantación gradual" en "varios cursos". A corto plazo, plantean que la puesta en práctica de su propuesta en 2020-2021, que definen como "piloto", pueda evaluarse luego de cara a "consolidar" las experiencias "positivas". Añaden que, de estimar oportuno darles a esas experiencias "carácter permanente" en "algunas titulaciones" en 2021/22, tal vez haya que modificar memorias. Pero todo empieza ya, de junio a septiembre, en unos "plazos muy ajustados", dicen, con la previsión de las medidas a implantar y la firma de los acuerdos de "financiación" que procedan.

Respecto a los ejes de su plan, en el ámbito de planificación académica incluyen prever tres escenarios docentes y uno solo totalmente presencial, tutorías presenciales y no presenciales, acceso online a todos los recursos materiales necesarios "para obtener la máxima calificación en una materia", elaborar materiales adaptados a la docencia virtual o medidas de "fomento de la evaluación continua", de modo que "cualquier materia deberá poder aprobarse con anterioridad al examen final", si lo hay, y este pesaría como mucho un 40% (la Xunta lo limitaba a un 30%) o la previsión de un sistema de evaluación alternativo para elegir.

Además, apuntan la necesidad de grabar las sesiones de clase. El alumnado es una preocupación y apelan a "atajar de forma inmediata los casos de brecha digital que se detecten" para que se pueda seguir la docencia virtual. Pero del otro lado debe haber profesionales con equipos y hardware a la altura y los docentes deben tener las destrezas necesarias para ejercer como tales en un escenario no presencial, de ahí lo importante de formarlos.

En ese proceso de cambio, los campus no relegan a la Xunta, sino que ven su papel "necesario" como "promotora de la cooperación" entre las universidades, "mediante el establecimiento, financiación y seguimiento de programas conjuntos de actuación". De ahí que la Consellería de Educación aparece entre quienes deberían formar la comisión de seguimiento del plan. Entre los "agentes" del plan las universidades se citan a sí mismas, Educación, la ACSUG y "otros organismos y entidades que puedan colaborar en su desarrollo e implantación".

Sobre la propuesta retirada por la Xunta se pronunciaban ayer desde la oposición. Ana Pontón pedía "blindar en las urnas" a la universidad pública, "clave para una recuperación basada en el I+D+i", mientras En Marea exigía que "se respete la autonomía de las universidades" mientras cuestionan la gestión del PP.