Florian Vlashi llevaba 40 años con la misma costumbre sobre el escenario. Cuando la batuta se posaba sobre el atril, y la última nota dejaba su estela en el aire, colocaba su violín en la butaca y se lanzaba a los brazos de sus compañeros de actuación, que celebraban con palmadas y apretones de manos una victoria más en su conquista del público de A Coruña. De entre todas las cosas que ha cambiado el Covid, suprimir ese pequeño gesto será para el músico una de las variaciones más duras, como "hacer el amor en la distancia". Dice que es algo que a todos les "va a faltar", pero que aun así el reencuentro merecerá la pena, aunque les cueste más oírse con la separación de dos metros que, también en las tablas, se establece por seguridad.

El intérprete de la Sinfónica de Galicia (OSG) es uno de los que ya ha podido comprobar cómo sonará Bach o Mozart tras la desescalada. El mismo lunes, con el inicio de la fase 2, se reunió con la formación que lidera, Grupo Instrumental Siglo XX, para un ensayo de tres horas que les sirvió para aliviar la sed musical. El Palacio de la Ópera, que durante dos meses pareció desangelado sin el trajín habitual de lenguas y melodías de sus pasillos, pareció volver a la vida con el inicio de los primeros dos cuartetos de François Devienne con los que el grupo se atrevió en la sala. Es uno de los compositores que llenarán el 4 de junio el teatro Colón, de la mano del albanés y sus compañeros Ruslana Prokopenko (violonchelo), Raymond Arteaga (viola) y Steve Harriswangler (fagot), además de dos de las obras del alemán Georg Wenzel Ritter.

El concierto irá después del de la arpista Celine Landelle y Claudia Walker a la flauta, que tocarán el día 3 como arranque de una cadena de actuaciones a puerta cerrada. Así, en privado pero no en silencio, es como regresará la OSG a escena, por medio de sus agrupaciones de cámara. Las funciones se extenderán hasta el 19 de junio, y podrán verse en streaming (20.00 horas) a través del canal de Youtube de la formación. Tras la pantalla no habrá guantes ni mascarillas, y tampoco olerá a gel hidroalcohólico, pese a que ni tan siquiera los artistas puedan librarse.

"Tenemos que desinfectarnos las manos, pero después hay que lavárselas. Con ese líquido no se puede tocar bien el instrumento, y el fagotista lo tendría muy difícil usando una máscara", comenta Vlashi. Al albanés le toca limpiar a fondo el violín cuando regresa al hogar y, en el escenario, agudizar bien el oído. Y es que la Sinfónica tendrá que adaptarse a tocar alejada, lo que dificultará "encontrar los niveles de harmonía" entre sus integrantes. No poder notar el rasgueo del arco sobre las cuerdas del compañero será "un vacío", y también la ausencia de público. Faltarán "la respiración de la gente" y "la tensión" pero todo, apunta, es mejor que tocar solo en casa.

El que disfrutó ayer del primer ensayo fue el violinista Gabriel Bussi. "Somos muy afortunados porque la Sinfónica sigue adelante sin problemas a nivel estructural", confiesa. Es consciente de que los conciertos por internet "van a ser diferentes", pero no por eso peores. "Creo que va a estar bien y podremos recrear ese ambiente. Algo se perderá y será distinto. Pero tenemos que pensar que es temporal. Esperemos que pronto estén las butacas llenas", desea.

Adopta una expresión "muy de aquí" para definir cómo se siente ante estas nuevas actuaciones tras más de dos meses de parón: "Nos da la vida". Y es que estaba deseando reunirse con sus compañeros y tocar, "aunque sea con mascarilla".

Durante este tiempo de reclusión, los músicos han estado practicando "incluso más de lo normal, porque nos sobraba el tiempo", como dice Vlashi. El violinista Bussi reconoce que "no fue fácil mantener una rutina". "Estar dos meses y medio sin la tensión y la adrenalina del trabajo te exige estar preparado. Fue un reto personal para muchos", apunta.

Los instrumentistas complementaban sus ensayos con videoconferencias con su director Dima Slobodeniouk, que ha hecho "que no nos sintamos huérfanos animándonos y discutiendo proyectos" con las distintas secciones de la OSG. El comité de salud de la formación ha aprobado un protocolo interno "dentro de las pautas que están siguiendo todas las orquestas" para proceder en los ensayos generales. Según informa el gerente, Andrés Lacasa, se pedirá a los músicos que "extremen la higiene personal" y que mantengan "esa exigencia fuera del trabajo", además de mantener las distancias cuando toquen con la orquesta.

Además, los intérpretes deberán someterse a la prueba del coronavirus antes de reanudar su actividad en la formación completa. La gerencia indica que a lo largo de esta semana se han realizado ya algunos de los test, y que continuarán durante los próximos días.

La OSG ya tiene planes para julio, los días 23 y 25, pues ha confirmado dos conciertos en el histórico Festival Internacional de Música y Danza de Granada bajo la dirección de Juanjo Mena y de Slobodeniouk en el Palacio de Carlos V.

En memoria de Julio Andrade

El Grupo Instrumental Siglo XX dedicará una de las piezas de su concierto a la memoria de Julio Andrade Malde, el colaborador de la Sinfónica y crítico musical de LA OPINIÓN que fallecía el pasado 28 de marzo víctima del coronavirus. Por él sonarán las obras de Devienne, "conocido como el Mozart francés", y alegres a pesar de la tragedia. "Es una música bella y llena de luz, justo como le vamos a recordar", apunta Vlashi, para el que la música es también la respuesta a las situaciones más complicadas. "Todos tenemos un poco de músicos del Titanic. Tocamos hasta en la catástrofe, y no sabemos bien si lo hacemos por los demás o por nosotros mismos", revela.