La elaboración del plan municipal de choque contra los efectos de la pandemia del coronavirus, denominado Plan de Reactivación Económica e Social da Coruña, aprobado ayer por unanimidad en el pleno, ha dado lugar al momento más turbio en la relación entre el PSOE y Marea Atlántica desde que ambas fuerzas cerraran hace un año un acuerdo de gobernabilidad para todo el mandato.

El procedimiento seguido para confeccionar esta iniciativa -dotada con 13 millones de euros y que contiene medidas de apoyo a empresarios, autónomos y colectivos desfavorecidos-, así como el hecho de que se aceptaran propuestas del Partido Popular, llevó a Marea, a pesar de que finalmente dio su voto favorable, a asegurar que "algo se rompió" en su relación con los socialistas y a darles el "aviso importante" de que "está en riesgo" la "alianza estratégica" que les permite gobernar, según dijo su portavoz, María García.

"El diálogo tiene que hacerse sin poner barreras ni cordones sanitarios", replicó el portavoz del Gobierno local y concejal de Facenda, José Manuel Lage, para justificar la inclusión del PP en el acuerdo para hacer posible el plan. Según manifestó, "también el PP puede acertar alguna vez", en referencia a las aportaciones realizadas por ese grupo, a lo que añadió un reproche a los miembros de Marea: "Parece que siempre están cabreados".

García acusó al PSOE de realizar un "viraje a la derecha" por confiar la gestión de los programas de incentivación del consumo en el comercio local a la Federación Unión de Comercio Coruñesa (FUCC) y la Asociación Provincial de Hostelería en lugar de hacerlo directamente el Concello. Lage respondió que el Gobierno local no tiene "filias ni fobias" hacia ningún colectivo y negó un cambio ideológico al afirmar que su grupo es "netamente socialista y socialdemócrata".

Frente a la afirmación de Lage que A Coruña es "pionera" al aprobar este plan, García manifestó que el Gobierno local "solo es pionero en pisar el turbo de la propaganda", para lo que destacó que localidades como Barcelona, Lugo, Sada y Arteixo aplican ya medidas en contra de los efectos de la pandemia mientras que los socialistas coruñeses "tienen todo por hacer". Para la portavoz de Marea, los bonos al comercio y la hostelería, que su propio grupo propuso, es una "medida deturpada", ya que explicó que con ella se pretendía combinar el consumo en esos establecimientos con el apoyo a las rentas sociales más bajas, aspecto este último que no figura en el plan municipal.

García reprochó que no se condonen las rentas de los pisos de alquiler municipales, los "recortes" en el capítulo de cultura, la negativa al asesoramiento legal a personas sin recursos a través de la empresa municipal Emvsa y a la incorporación de viviendas turísticas al alquiler social, así como a ayudas para facilitar el acceso a la vivienda a personas sin hogar. "No es un plan de choque y mucho menos social", sentenció la edil, para quien en esta iniciativa "falta ambición, audacia y compromiso social", aunque justificó el voto favorable de Marea "porque mejor este plan que ningún plan".

García, quien recordó a los socialistas que durante a Alcaldía de Xulio Ferreiro "bloqueaban todo" mientras su grupo ahora apoya esta iniciativa a pesar de las discrepancias, calificó de "delirante y opaca" la elaboración del plan porque el Gobierno local notificó a Marea las partidas suprimidas en el presupuesto tras haberse cerrado el acuerdo, lo que llevó al descubrimiento de "sorpresas" que consideró una "deslealtad". Entre ellas mencionó la eliminación de quince proyectos de los presupuestos participativos y de las obras para evitar la entrada de agua marina en la depuradora de Bens, que tachó de "irresponsabilidad".

"Se va a ejecutar buena parte de ellos pero hay que priorizar", respondió Lage sobre los proyectos de los presupuestos participativos, de los que dijo que a la llegada del PSOE al Gobierno estaban sin ejecutar la mitad de los del año anterior. El portavoz socialista rebatió la acusación de derechización de su grupo recordando que el BNG también apoya el programa de bonos para el comercio, por lo que advirtió a García que "se equivoca de escenario y de momento".

También negó Lage que el Concello haya permanecido inmóvil hasta ahora, para lo que destacó que el Concello aprobó un decreto de emergencia cuatro días antes de la entrada en vigor del estado de alarma y lanzó un dardo contra Marea destacando que el plazo medio de pago a los proveedores se cumple desde hace cinco meses tras las reformas aprobadas por su concejalía, cuando en la última fase del anterior mandato se incumplió durante varios meses.

El enfrentamiento dialéctico entre PSOE y Marea Atlántica contó también con la participación del Partido Popular, ya que Rosa Gallego acusó a la última de "querer imponer su ideología a la Corporación" y se quejó de la exclusión de su grupo de la negociación de las ordenanzas fiscales y el presupuesto de este año. Gallego reclamó al Gobierno local que no admita el "chantaje" de Marea, de la que dijo que se cogió una "pataleta" por el apoyo del PP al plan. También expresó su deseo de que "el consenso continúe" tras los "cuatro años de sectarismo" que a su juicio implicaron el anterior mandato.

Francisco Jorquera expresó la exigencia del BNG de que el plan se desarrolle cuanto antes y se felicitó por el acuerdo alcanzado, del dijo que "sería imposible" a nivel estatal. A pesar de su respaldo a la iniciativa, criticó el gasto municipal en publicitar medidas que aún no se han aprobado y que se incluya entre ellas el plan de contratación del Concello, ya que carece de relación con la pandemia.

"Estamos siendo un ejemplo de moderación y de verdadera política", dijo sobre la unanimidad conseguida la concejal de Ciudadanos, Mónica Martínez, pocas horas antes de anunciar su marcha del partido, aunque recordó que el interventor exige una ordenanza sobre subvenciones. También reclamó que las medidas se apliquen "cuanto antes" porque "hay mucha gente que lo está pasando mal".