"La gente pendiente de cita está desesperada, hay quien ha llamado en abril y no ha tenido respuesta". Gabriela J. González, integrante de uno de los doce Grupos de Apoyo Mutuo (GAM) de la ciudad, introduce así la situación que, aseguran, está atravesando una docena de familias residentes en A Coruña, que se encuentran, en estos meses de confinamiento, con serias dificultades para cubrir sus necesidades básicas. El Concello contradice estos hechos, ya que el Gobierno local asegura que ninguna demanda urgente ha quedado sin respuesta en los meses de confinamiento por el Covid-19.

Los GAM, compuestos por alrededor de 1.500 vecinos de todos los barrios, se han movilizado hace unos días contra esta demora, y han presentado personalmente a la alcaldesa una serie de misivas que recogen los pormenores de cada uno de los casos. Un gesto que ha desencadenado una serie de tensiones entre el Gobierno local y estos grupos, que sienten desoídas sus demandas. "No quisieron ni recogernos las cartas. A la alcaldesa le dimos algunas, el resto las dejamos en el Registro", explica González.

Suya es una de las cartas entregadas en el consistorio, en la que expone sus necesidades y reclama a los Servicios Sociales municipales que pongan fin a las esperas. Ella misma, relata, ha podido vivir en sus carnes las consecuencias de dichas demoras y del colapso del sistema. "Hice la primera llamada el 22 de abril para solicitar una trabajadora social, no me cogieron el teléfono, dos semanas más tarde me cogieron los datos: le expliqué mi caso a la educadora social y pregunté qué tenía que hacer. Me dijeron que ya me llamarían, y a día de hoy, nada", resume.

Con todo, se considera una "privilegiada", ya que, por suerte, tiene quien la ayude con el alimento y la vivienda, situación que no tienen otros solicitantes. La propia Gabriela cedió, durante un tiempo, su propio techo a una pareja demandante de asilo que no tenía más opciones, y que acudió a los GAM a la espera de la llamada prometida de la trabajadora social.

"Se quedaban en la calle. Hay mucha gente pendiente de regularización o de papeles que necesita ayuda. Hay un vacío legal enorme", asevera. Pese a que en los grupos vecinales hacen lo que pueden, su labor se basa en aportar información a quien la pide, cubrir alguna emergencia alimentaria y acompañar al solicitante. Poco más pueden hacer sin los recursos municipales.

Fuentes municipales alegan que la mayoría de estas cartas fueron entregadas con los datos incompletos, factor que consideran "mínimo" tratándose de un trámite administrativo.

En relación a los casos que sí presentaban estos datos y, por consiguiente, han podido ser comprobados, la Concellería de Benestar Social asegura que todos "tienen expediente abierto en Servicios Sociales" y que "de las 13.890 atenciones a fecha de hoy, no se ha recibido una sola en la que hubiese necesidad alimenticia real que no fuese cubierta".

Los GAM denuncian que muchas de estas solicitudes permanecen sin tramitar. "No puedes hacer nada a nivel individual, porque para pedir cualquier ayuda necesitas que te asignen una trabajadora social. Cuando llamas, las líneas están ocupadas", afirma.

Gabriela González critica que no se amplíe la plantilla de servicios sociales. "Tengo un correo de mi centro cívico en el que pone, explícitamente, que estoy en lista de espera", revela. Tiene intención de demostrarlo: "Presenté en el Concello esta respuesta y las fechas que confirman que sí existe tal lista".

Marea Atlántica envió ayer un comunicado en el que demanda al portavoz del Gobierno local y edil de Facenda, José Manuel Lage, que se disculpe ante los Grupos de Apoyo Mutuo tras referirse a ellos como "chiringuitos que tratan de aprovecharse de las necesidades de la gente". Estas palabras son consideradas por Marea Atlántica "gravísimas", según el mismo comunicado, ya que "muestran el desprecio del Gobierno local por la labor solidaria y desinteresada de la ciudadanía, y un intento de desacreditar una iniciativa plural, generosa y necesaria".