La titular del Juzgado de Instrucción número 6 de A Coruña ha cerrado la investigación sobre los incidentes sucedidos en mayo de 2018 durante el desalojo del Centro Social A Insumisa, en las instalaciones de la antigua Comandancia de Obras, y las posteriores protestas, que acabaron con la sede de Marea Atlántica destrozada.

En el auto, la jueza indica que tres personas podrían haber incurrido en delitos de desórdenes públicos y de atentado; otras dos también en delitos de lesiones, al haber resultado heridos varios agentes, tanto de la Policía Local como de la Nacional, en los forcejeos que mantuvieron los manifestantes con los efectivos de seguridad. Y otras dos personas podrían haber cometido hechos constitutivos de un delito de daños agravados, por el destrozo de la sede de Marea Atlántica, cuyos daños ascienden a más de 4.600 euros.

El auto concluye que, tras el desalojo del centro social, "un grupo de entre diez y quince personas, actuando de manera concertada, vestidas con ropa oscura y encapuchadas, portando mazas, martillos y adoquines, ocasionaron importantes daños en la sede del partido político Marea Atlántica".

La jueza ha acordado el sobreseimiento provisional y archivo respecto a la denuncia formulada por uno de los investigados al no detectar indicios de delito. Contra el auto que pone fin a la instrucción cabe presentar recurso. La jueza ordena en él que se dé traslado al Ministerio fiscal y a las acusaciones particulares para que en el plazo de diez días soliciten la apertura de juicio oral formulando escrito de acusación o, en su caso, el sobreseimiento de la causa.

En el auto, la jueza recoge que los agentes de la Policía Local acudieron sobre las siete de la mañana del 23 de mayo, a las instalaciones del antiguo edificio de Comandancia de Obras, para recuperarlas, ya que habían sido okupadas y reconvertidas en el centro social A Insumisa. Consiguieron hacerlo, ya que estaban vacías. A las 12.30 horas, según consta en el escrito, un grupo de aproximadamente "sesenta personas", convocadas a través de las "redes sociales" se reunieron en la vía pública para protestar contra este procedimiento, algunos de ellos invadiendo la calzada y cortando el tráfico en ambos sentidos y "profiriendo insultos hacia los agentes". Tres de los efectivos del 092, según queda recogido en el auto de la jueza, "tuvieron que encaramarse al tejado para hacer que bajasen dos manifestantes que habían trepado por los muros", de modo que solo quedaron "unos siete agentes" en el exterior custodiando la entrada principal del edificio.

Fue entonces cuando, según queda reflejado en el auto que cierra la investigación, los manifestantes avanzaron "empujando" a los policías hacia la puerta de entrada y "desoyendo" los requerimientos que les hacían de que depusiesen su actitud. Uno de los activistas ahora procesado, según consta en el escrito, "llegó a bloquear con su cuerpo" a uno de los agentes y a "sujetarlo por el cuello y el uniforme" para impedirle que actuase, increpándole. También consta que le dijo a uno de los policías que trabajaba de paisano que, si se metía entre los manifestantes, les iba a decir "uno a uno" que era "madero". Finalmente, los activistas, "arrollando a los agentes", consiguieron vencer la puerta de entrada, de modo que algunos de los efectivos recibieron "pisotones y patadas" cuando habían caído al suelo. Fruto de esa actuación, uno de los policías resultó herido. Los agentes desplegados, según queda reflejado en el auto, "respondieron haciendo uso de la fuerza por medio de sus defensas y espráis de autodefensa reglamentarios para repeler y protegerse de las agresiones".

Finalmente, lograron cerrar y asegurar la puerta principal. Los insultos, amenazas y agresiones siguieron con "empujones, golpes con objetos contundentes", patadas y puñetazos. Uno de los procesados, según relata el auto, rompió el palo de su pancarta y pegó en la cabeza a uno de los agentes, que resultó herido. Fue entonces cuando solicitaron refuerzos también de la Policía Nacional, que llegaron a las tres de la tarde. Cinco horas más tarde, los manifestantes eran "aproximadamente trescientos".

Durante la tarde se registraron varios intentos de los manifestantes de alcanzar las instalaciones de Comandancia de Obras. En uno de ellos, uno de los procesados, según recoge el texto, lanzó un botellín de cerveza contra uno de los agentes, haciéndole daño en un dedo. Este hombre que, finalmente, fue detenido, también amenazó a los agentes de muerte y se resistió a su arresto. "Te conozco de la calle Real, te voy a ir por la espalda y te voy a matar", le dijo a uno de ellos, según el auto.

Tras la manifestación del 26 de mayo, convocada en contra del desalojo, y según concluye la instructora, "en represalia por la acción municipal", sobre las 3.22 horas, un grupo de entre diez y quince personas destrozó la sede de Marea Atlántica con "mazas, martillos y adoquines. Los daños, que superan los 4.600 euros, consistieron en el forzamiento de la persiana metálica de la entrada, daños en la puerta de acceso, fractura de las cinco lunas de la fachada y pintada en el entorno del edificio con mensajes como "desaloxos=disturbios".