Desde cuentos infantiles, hasta libros de filosofía, pasando por las novelas y los títulos de ficción y de aventuras. Es el contenido propio de cualquier biblioteca, pero la particularidad de esta es que se encuentra en una escuela de boxeo coruñesa, el Azteca Box. La idea llevaba un tiempo rondando la mente de su propietario, Luis Suárez, y ha sido al regresar del confinamiento cuando ha decidido llevarla a cabo. "Estamos haciendo una biblioteca con libros donados dentro del gimnasio. Hasta el momento, entre los que recibimos y los que traemos nosotros, hemos reunido libros de todos los temas y géneros", relata Suárez.

Parte de los alumnos apasionados por el boxeo que asisten al Azteca Box son jóvenes, algunos de ellos incluso menores de edad, y el responsable, partidario de que un deportista "no puede olvidarse de entrenar la mente", cuenta que la iniciativa de crear una biblioteca surgió al percibir "ciertas carencias en la juventud". "No puede ser que un chaval de 15 años no sepa escribir sin faltas de ortografía, o que desconozca que Etiopía es un país. No puede ser que un chico joven crea que su vida está abocada a ser como la de Tony Montana, sin posibilidades, y menos aún en una ciudad como A Coruña", comenta Suárez, que afirma que, de lo que se trata es de conseguir que los chavales "pongan los pies en el suelo".

Y es que para comprender todos los valores que transmite un deporte como el boxeo, es fundamental dar un paso más allá del gimnasio y alejarse de la típica imagen de "deportista cuñado", como dice el entrenador. "Al contrario de lo que se cree, el boxeo no es un deporte violento. Los competidores quieren ganar, pero no se suben al ring con sentimientos de ira y odio, o con la intención de hacer daño", explica, y añade que por eso "es importante preocuparse por adquirir conocimientos": "Tenemos que evitar de esa imagen de deportista cuñado que solo sabe de lo suyo, y para eso es fundamental el triángulo de la lectura, el deporte y la música".

La biblioteca de la escuela de boxeo también favorece a que los jóvenes deportistas no perciban la lectura como una obligación, sino como una opción para el ocio que pueden relacionar con aquello que más les gusta. "La enfocamos desde un prisma diferente al del instituto, y creemos que así podemos conseguir que los chicos se culturicen, se instruyan y aprendan a desenvolverse en otros ámbitos de la sociedad", continúa el responsable.

La llegada de los libros da comienzo a una nueva etapa para el gimnasio, que volvió a abrir sus puertas a comienzos de junio. "El día de la reapertura fue gratificante y muy bonito, porque por fin pudimos volver a vernos. Nos costó mucho no dar abrazos", recuerda Suárez. Y es que además de la biblioteca, las normas de la nueva normalidad también se han instalado en el Azteca Box, que ha tenido que limitar su aforo y prescindir de los entrenamientos en parejas. "En una escuela de boxeo es difícil evitar el contacto físico, pero la gente se está adaptando. Por ahora, nos centramos en los ejercicios de máquinas y en la técnica individual, necesaria para aprender boxeo, aunque no tan divertida", concluye.