Mañana hará un año desde que Inés Rey, con una rosa en la mano, prometió su cargo y se convirtió en la primera mujer en ocupar la Alcaldía de A Coruña. Nadie esperaba entonces que tuviese que afrontar una crisis como la del Covid. La regidora más joven de la historia de la ciudad trazó en su discurso de investidura varias líneas de trabajo: algunas han avanzado, como las políticas de movilidad; otras, como las inversiones en la ciudad, siguen atascadas.

"Quiero una ciudad que luche contra la degradación del clima, que defienda la movilidad sostenible", dijo Rey hace un año. La segunda parte, en especial, ha sumado proyectos en este 2020: la declaración de la ciudad como zona 30, la instrucción para regular la circulación de patinetes eléctricos y otros vehículos de movilidad personal, la inclusión en la red Ciudades que Caminan, así como el proyecto de los nuevos Cantones, que aumentará el espacio peatonal en el centro.

Apostó también por preservar los "puestos de trabajo", citando a tres compañías: Alcoa, ahora Alu Ibérica, cuyos trabajadores se movilizaron esta semana temiendo el futuro de la empresa; Isowat, que echó el cierre en noviembre; y Ferroatlántica, en números rojos. El Concello sí que solucionó a satisfacción de los trabajadores el conflicto de la planta de reciclaje de Nostián, e intervino la empresa para evitar que la concesionaria despidiese al 40% de su plantilla.

Rey tuvo palabras para los barrios, a los que prometió "nuevos centros cívicos", si bien en este año no ha habido proyectos, y dinamizar los mercados. La reforma del de Monte Alto se prevé adjudicarla próximamente. La rehabilitación del de Adormideras se ha aprobado esta semana por dos millones, aunque no está adjudicada. Tampoco hay un proyecto definitivo para el centro de salud de Santa Lucía.

La alcaldesa prometió "arrancar de nuevo" la economía en la ciudad, apoyando al pequeño comercio y sin descuidar la "sensibilidad con los más desfavorecidos", que, señalaba hace un año, habían quedado atrás en la recuperación de la anterior crisis. Le tocó gestionar otra, en la que se tomaron medidas desde el Ayuntamiento para aliviar las situaciones de emergencia social o acoger a personas sin hogar. El plan de choque contra el Covid cuenta con líneas de ayudas para negocios y autónomos afectados por la crisis sanitaria, siguiendo el ejemplo de otras ciudades gallegas.

Una de las grandes apuestas de Rey fue la de "desbloquear las grandes infraestructuras que están pendientes de ejecutar", entre las que citó la conexión por tren al puerto exterior, el vial 18 (que conectará la AP-9 con la tercera ronda) y la estación intermodal. Estos proyectos, que dependen de administraciones distintas a la local, no parecen más cercanos ahora que hace un año. El vial 18 ha iniciado recientemente su segunda evaluación ambiental, y le quedan varios trámites para realizarse. En cuanto a la intermodal, si bien durante este año ha habido trabajo conjunto de las administraciones implicadas, Concello, Xunta y Adif, esta última dejó en suspenso el mes pasado la licitación de la reforma de la estación de trenes. Xunta y Concello han cerrado el convenio y aguardan por Adif.

En cuanto al tren a punta Langosteira, el Estado cuenta con financiarlo con fondos europeos, que todavía tiene que esperar a una convocatoria de 2021. Otro asunto en el que Inés Rey se comprometió personalmente a negociar con el Estado, tras la conformación del actual Gobierno central, fue el perdón de la deuda de la Autoridad Portuaria con Puertos del Estado (unos 200 millones). No ha habido ninguna señal positiva: la suma no se incluyó en el proyecto de Presupuestos Generales de este año, y el nuevo presidente de Puertos, Francisco Toledo, descartó condonarla en declaraciones del pasado 28 de mayo. Rey sigue firme en esa reivindicación, con el respaldo de toda la Corporación. En cuanto a la remodelación de Alfonso Molina, Fomento sigue sin concluir los proyectos.

Rey declaró hace un año su deseo de presidir una ciudad que "garantice el acceso a la vivienda". En este año, la Empresa Municipal de Vivienda, Servicios y Actividades realizó una convocatoria para alquilar pisos en la ciudad a personas de asentamientos precarios.

En el aspecto político, deseó que su mandato fuese "el de la amabilidad, el de los acuerdos", un punto en el que hizo énfasis también en su discurso de fin de año. Firmó acuerdos programáticos con el BNG, que aporta dos concejales, y Marea, con seis. La diplomacia, dirigida por el concejal de Hacienda, José Manuel Lage, funcionó para conseguir el apoyo de estos grupos y de la edil Mónica Martínez (elegida como parte de Ciudadanos, actualmente independiente) a los presupuestos de este año; tras una negociación, se aprobaron en febrero con el apoyo de todos los grupos menos el PP. Pero ya entonces hubo tensiones con Marea, con desacuerdos de última hora.

También se produjeron reuniones periódicas durante la crisis sanitaria con los grupos de la oposición, y negociaciones para acordar un plan de choque con propuestas conjuntas. Este se aprobó por unanimidad, pero, una vez más, las críticas más fuertes provinieron de Marea, que afirmó que el PSOE había tenido como socio preferente a los populares. Queda por ver si retomarán su alianza para otras medidas plenarias de calado, como las cuentas del próximo año.