Dolores Blanco preside la Federación de Madres y Padres de Centros Públicos de A Coruña. Considera que la educación telemática "no funciona" y que desde el punto de vista pedagógico, la presencialidad es óptima. También favorecerá la conciliación, si bien considera que esta debería apoyarse desde las Administraciones y no retomar las clases solo para favorecerla. Cree que algunas de las limitaciones para el próximo curso puede ser perniciosas educativamente, como por ejemplo desagregar a los alumnos que pasen del máximo de 20 niños por aula. También que la responsabilidad de controlar que cumplen las normas sobrecargará al profesorado.

¿Cuál es la evaluación de estos meses de colegio con confinamiento?

En cuanto a los colegios, ha quedado claro que la educación telemática, tal y como se intentó, no funciona. Las carencias fueron muy grandes, los seguimientos dispares entre centros, y desgraciadamente muchos niños quedaron fuera. En cuanto a los padres, ha sido una absoluta locura. Tuvieron muchísimos problemas para atender a los hijos, se convirtieron en maestros puntuales sin conocimientos, tiempo ni herramientas. Se fue saliendo, pero eso no quiere decir que estuviese bien.

¿Y en cuanto a conocimientos adquiridos por los niños?

Legislativamente se dijo que tenían que darse tareas de refuerzo, con la excepción de nuevos aprendizajes imprescindibles, dejándolo en parte al criterio docente. Mayoritariamente así fue, se realizaron tareas de refuerzos. En los casos en los que se avanzó algo más fue a nivel de ESO o Bachillerato. Sí que hubo disparidad entre centros y docentes. En algunas ocasiones el profesorado también tuvo en cuenta el relativo hastío de los niños, y no tenerlos cuatro meses haciendo lo mismo, que aburre.

De cara al próximo curso, actualmente el Ministerio de Educación propone que todos los alumnos acudan al aula, sin que haya estudiantes que sigan la clase telemáticamente. El máximo de estudiantes en cada una de las aulas sería de 20. ¿Qué opina?

Primero, depende de la situación en la que estemos, y de que n haya rebrotes. Si es de normalidad, no habría problema. Por supuesto, es la mejor opción a nivel educativo. La presencialidad no se puede sustituir, ni por contenidos, ni por interacción de niños, es completamente distinto, así que en el plano educativo, sería muchísimo mejor. Eso sí, tiene que tener garantías, y ahí es donde tenemos, incluso entre las propias familias, disparidad.

¿En qué sentido?

Todos queremos educación de calidad, que la ratio de profesores no suba, que haya profesorado especialista, y lugares adecuados. Es un mundo idílico. En el mundo real, algunos aceptarían ir un día sí y otro no, otros priman el conciliar, y que los niños puedan estar en el colegio. No me parece razonable desagregar alumnos, por ejemplo, en una aula en la que tenemos 25, para ponerlos con otros distintos que pasen del número en otras aulas. Eso vale para conciliar, pero, a nivel educativo, ¿da calidad? Pedagógicamente considero que no, ir a clase pero sin poder salir, ni hablar con nadie más que los que están en aula...

En cuanto al número de niños por aula, más allá de las consideraciones sanitarias, ¿es viable?

Si nos vamos al rural, quizás no tendremos ningún problema. Si nos vamos a la ciudad o a la zona metropolitana, aquí encontramos aulas de 25, 26, 27, niños. Y en Educación Secundaria las hay de 30, o de treinta y pocos, porque los repetidores no cuentan para la ratio. ¿La administración va a duplicar profesorado? Si para conciliar vamos a perder calidad educativa, tampoco nos parece de recibo. Lo ideal sería que pudiesen ir todos, no vamos a estar en esa condición. Defenderemos la postura partiendo de que la calidad educativa no baje. Si no las aseguran, encantados todos.

Una cuestión a la hora de volver a clase con ratios de como máximo 20 alumnos es el espacio. ¿Cree que hay instalaciones suficientes para aplicarlo en la ciudad y su entorno?

Las escuelas de A Coruña, mayoritariamente, tienen los espacios prensados. Sí que existen, además de las aulas, comedor, gimnasio, salón de actos? Y también aulas de música, o de religión, en el caso de los que las tienen. Pero, en el caso de que se pudieran emplear para dar clase, no se va a poder utilizarlas para el fin para el que se hicieron. Si metes a dar clase en un comedor, no van a poder comer allí. Y lo de comer en el aula, como se está hablando, no.

¿Por qué?

No se dan cuenta de las exigencias sanitarias que hay para un comedor. Nosotros coordinamos los comedores de A Coruña y hay muchísimas exigencias en ese sentido. ¿Cómo van a comer en la misma mesa donde acaban de estudiar? Yo creo que la legislación general no lo permite.

Otra cuestión es la de la separación entre los alumnos para evitar contagios. ¿Ve factible que se pueda mantener en un colegio la distancia o uso de la mascarilla?

Dependiendo el tamaño y de la cantidad de niños, puede ser. Pero no me quiero ver en el sitio del profesor. Estamos hablando de niños. No se tiene en cuenta que si metes un aula 20 niños va a haber solo un docente mirando para ellos. ¡Pretender que sea responsable de que estén con la distancia de seguridad, las mascarillas! Creo que están cargando mucho sobre el profesorado. Desde mi ignorancia, no entiendo lo de que haya diferencias entre menores y mayores, a la hora de llevar mascarilla... No sé si es por una razón sanitaria, pero yo no la entiendo.

¿Hay miedo entre los padres de que se produzcan contagios?

El miedo funciona con otras variables. Se combina con la conciliación, la necesidad, la economía, el trabajo. La reacción de los padres y madres, dependiendo de estas cuestiones, es una u otra.

¿Qué piden como colectivo?

La demanda de los padres y madres sería que de una vez por todas se dejase de considerar la educación como el camino para solucionar los problemas laborales. Que todos los padres pudiesen conciliar, que hubiese un apoyo de la Administración para la conciliación, con sistemas como bonificación de las empresas... Si lo tuviésemos, igual estábamos en una tesitura completamente distinta. Creo que esta es la base de todo el problema.