La histórica heladería Colón inició ayer su nueva vida en un nuevo local. Tras tres décadas se muda al número 7 del callejón de La Estacada, apenas 200 metros más allá del establecimiento antiguo. El negocio estuvo en este último durante al menos 30 años, pero el propietario, Daniel Reboredo, optó por trasladarse a un local mucho más amplio y renovado en el que, ante todo, "se mantiene la esencia de la heladería Colón". "Hasta nos hemos traído nuestro mostrador de toda la vida para el nuevo establecimiento", afirma el responsable.

El traslado de la heladería estaba previsto para finales de febrero, un poco antes de la llegada de la Semana Santa. Sin embargo, la pandemia quebró los planes de Reboredo, que tuvo que aplazar la inauguración del nuevo local hasta este viernes. Con ganas de reincorporarse al trabajo tras la cuarentena, a mediados de mayo el propietario volvió a ponerse al frente de la heladería en el local que estaba justo en frente del teatro, y ya por aquel entonces pudo comprobar que los coruñeses habían salido del confinamiento con más ganas de helado que nunca.

"Las expectativas de venta no eran altas, pero las superamos con creces. La gente respondió mucho mejor de que creíamos, y estamos muy agradecidos a nuestros clientes", comenta el heladero, que añade que el éxito fue tal que durante esa primera semana logró sacar a todos los empleados del ERTE que tuvo que hacer.

La Colón antigua cerró definitivamente el pasado domingo para permitir a Reboredo continuar con el traslado definitivo al nuevo local. Ahora, tanto él como su equipo emprenden esta nueva etapa con una actitud optimista, y esperan que la gente encuentre en el renovado establecimiento "la familiaridad" de siempre: "Seguimos siendo los mismos, y queremos transmitir nuestra cercanía a los clientes. Nuestros helados son los de toda la vida, y mantener su calidad ante todo sigue siendo nuestra filosofía".

Como no podía ser de otra forma, los encargados de diseñar el nuevo local también son clientes fieles de la heladería, y han logrado respetar al máximo la esencia de la histórica Colón.

"Tanto las personas al frente del estudio de arquitectura Tejedor y Otero como de la constructora son nuestros clientes desde hace años y amigos. La única condición que les puse a la hora de hacer su trabajo fue que mantuviesen algunos de los elementos más característicos de local, y que respetasen el concepto. Y lo han logrado", concluye el propietario del negocio.