Las altas temperaturas y la pleamar con bandera roja a las cinco y media de la tarde no fueron ayer una buena combinación que permitiera pasar un rato de tranquilidad en las playas coruñesas, justo cuando el verano da su primer aliento. En torno a esa hora e incluso antes se formaron colas, algunas de casi un centenar de personas, en los accesos de los principales arenales del paseo marítimo, Orzán y Riazor, porque el sistema de control de accesos instalado en los arcos que cuentan el paso de los bañistas que entran y salen de las playas encendió la luz roja del semáforo para impedir el paso. Este sistema, supervisado por la Policía Local, funcionó ayer en modo de prueba, informó el Concello, y debido a la acumulación de gente junto a la barandilla del paseo se produjeron momentos de confusión para parte de los bañistas que querían acceder a la arena.

El aforo completo en Riazor, Orzán y Matadero determinado por el conteo automático del sistema en función de las mareas y el espacio de arena que permite ocupar el mar activó la luz roja en todos los accesos pasadas las cinco de la tarde. Entonces, como también antes, empezaron a formarse colas en algunos accesos, en las que en muchos casos no se respetaban las distancias de seguridad entre las personas, la mayoría con mascarilla, pero no todas. La espera para entrar en la playa o la renuncia a hacerlo se la tomaron algunos bañistas con resignación, otros con desconcierto y enfado.

"Venía para que el niño jugase un rato pero me han dicho que no dejan pasar por la marea alta y el exceso de gente, así que a ver si puedo venir mañana antes", decía Cristina junto a su hijo Eric frente al hotel Riazor. Cerca, ante el Playa Club, Naiara se lo tomaba peor: "Yo me quejo porque el sistema no funciona bien, han salido unas veinte personas en un minuto y no han dejado entrar a veinte que esperaban haciendo cola". "He visto a unos chicos entrar cuando el vigilante de los accesos estaba hablando con unas personas de la cola. Esto hay que controlarlo mejor", protestaba Cristina Sánchez antes de cruzar la calle para marcharse del paseo tras media hora de espera.

Estos momentos de confusión se produjeron también a primera hora de la tarde, cuando subía la marea. Los bañistas se encontraron con muchas dudas sobre el procedimiento, ya que no había ninguna persona en el arco que les explicase cómo funcionaba el sistema de control, aunque sí la hubo por la mañana y después a partir de las cuatro y media, cuando la situación se normalizó un poco más.

En un momento dado algunos de los que aguardaban para pasar con sus toallas concluyeron que los semáforos de control de aforo, que estaban con luz roja, no funcionaban y decidieron bajar sin recibir autorización para ello. La escena se repitió poco después cuando varias personas accedieron a la playa de golpe, algo que se produjo también en San Amaro. Durante un rato fue prohibido el paso para controlar el aforo, aunque poco más tarde se reabrió, como informó el Concello. La Policía Local se desplazó en ese momento a la zona. Fuentes municipales advierten de que si una persona accede sin permiso a la playa será identificada por los agentes y puede ser sancionada.

A las cinco y media dos policías precintaban la rampa del Matadero. Un vigilante le dijo a una treintena de bañistas que, aunque esperasen, tenía orden de no dejar pasar a la playa del Orzán. En cambio, en otro acceso a este arenal una chica también vetó el paso, pero una hora más tarde recibió la indicación policial de volver a abrirlo, por lo que en la zona primero se deshizo una cola y luego se formó otra.

El Concello, según las fuentes municipales, prevé que el fin de semana el sistema de control de acceso funcione de forma óptima y cuente además con pantallas para que los bañistas vean en los arcos una imagen del aforo que presenta cada playa. La web municipal estará también activa para ofrecer información en tiempo real del estado de todas las playas de la ciudad.