¿Cómo afrontaron el confinamiento las familias, sobre todo con adolescentes, que venían ya a Adafad por problemas de convivencia?

Como todos nosotros. Nos enfrentamos a una serie de cambios y no sabíamos qué iba a pasar. La situación era excepcional por el coronavirus y, a mayores, había familias que se encontraban encerradas 24 horas con hijos adolescentes, algunos consumidores de cannabis o que les agredían verbalmente, incluso físicamente. La angustia de qué iba a pasar y cómo lo iban a afrontar estuvo muy presente, pero las familias hicieron lo mismo que Adafad. Primero, tomarse un tiempo de pausa, de reflexión y calma para, después, reinventarse y ponerse a la tarea. Había que hacer esos pasos. Había un malestar común que vertebraba a todos los miembros de la familia, que era el coronavirus, y ganas de superarlo, pero no de cualquier manera, sino juntos. Las familias se sorprendían mucho de las relaciones en casa. De repente, reconstruían una relación. La angustia inicial hizo que las horas de contacto fuesen mayores y el trabajo fue muy intenso, pero una vez que pasamos a la siguiente fase, ya fue mejor. Seguimos trabajando con el 95% de las familias que teníamos ya usuarias.

El objetivo estaba claro, pero ¿se consiguió ?

En un porcentaje muy alto, sí. Basamos todo en la idea de compartir, porque estaban en la misma casa, así que, hubo que reorganizar horarios, espacios... Hubo unas exigencias sociales menores, los horarios no eran tan rígidos, no se podía salir y hubo un distanciamiento de amigos consumidores, había también más dificultades para conseguir las sustancias. Fue un momento en el que los sentimientos estaban también muy presentes. Salieron a la luz cosas del pasado como jugar al parchís con la madre y la abuela, o chicos jóvenes que jugaban a videojuegos con sus padres o que hacían deporte juntos... En general, el 95% de las familias se sorprendieron de la relación y de cómo fueron mejorando. De alguna manera, reencontraron a sus hijos. Algunos de ellos, tras el confinamiento, vieron que tenían ciertas dificultades y buscaron ayuda profesional. Pasaron de una angustia inicial a recuperar un vínculo familiar.

Pero para llegar a crear esa burbuja debió haber de todo antes...

Sí, desde el hijo adolescente que, en pleno confinamiento, se va de casa para irse a la de un amigo, hasta el que no sale de su habitación en todo el día o el que está superagresivo verbalmente. Ante eso, siempre mucha calma , situar y compartir, hacerlo juntos.

Este verano, para los jóvenes, ¿será especialmente complicado? ¿Se les puede dar por salir, beber y fumarse todo lo que no han podido durante los meses que estuvieron confinados?

Lo que nos dicen las familias es que, por ahora, va todo con mucha calma. Es cierto que se empiezan a retomar ciertos hábitos que antes estaban prohibidos. Para los adolescentes, el contacto con el grupo es fundamental y los amigos se echaban de menos pero el trabajo realizado está ahí y sigue. Hay un riesgo, pero hay un vínculo que se fue creando que se mantiene

Y si esto pasa en familias en las que los jóvenes nunca antes habían dado una preocupación, ¿hay que buscar ayuda inmediatamente o es necesaria la manga ancha tras una experiencia tan dura?

Hay que adaptarse a la situación y los jóvenes tienen que seguir desarrollándose y evolucionando de manera normal. Hay que seguir acompañándolos en este trayecto. Esto no quiere decir que se les permita todo. Han sido tiempos de dificultad pero hay que seguir avanzando. Además, confinados hemos estado todos, esa no puede ser la excusa para desfasar porque todos podríamos hacer lo mismo. No es la solución. Y, ante la duda, que nos llamen para preguntar.

Con la desescalada se abre también la posibilidad de volver a lo que se hacía antes, ¿los que fumaban en el parque van a seguir haciéndolo o esta experiencia ha cambiado algo?

Seguramente haya un poco de todo. Los propios grupos de amigos consumidores se han pasado todos un tiempo sin fumar, quizá puedan ir todos en la misma línea, cuando menos, de disminuir los consumos. Hay que seguir trabajando en familia en esto. Lo que nos dicen es que, por ahora, hay mucha tranquilidad.

¿Cómo salen estos jóvenes del confinamiento?, ¿con miedo al rebrote o pensando que ya está todo solucionado?

Cada uno con la idea que hay en su casa. En general, los jóvenes están cumpliendo con las medidas de seguridad y son responsables.

No es que vayamos a echar de menos la cuarentena, pero ¿sería bueno mantener algunas de las rutinas o actividades que se hacían entonces?

Ahora vuelven los horarios laborales, pero seguramente las familias hagan actividades juntas. Siempre se puede compartir algo, una cena o una película.

Hubo factores externos que agravaron la situación de muchas familias, como el económico.

Nosotros pensamos que se va a notar más incluso ahora, tras la cuarentena. Hubo familias que no tenían ingresos y que tuvieron que pedir ayudas, pero otra de las dificultades fue enfrentarse al fallecimiento de un ser querido y no poder hacer el proceso de duelo y empezarán ahora.